Entre los guardaditos del resentido gobernante estaba por iniciarse la consumación de algunas venganzas en contra quienes resistieron presiones y amenazas de su gobierno para que entregaran sus plazas electorales, apoyados por la Secretaría de Seguridad Pública y la propia Guardia Nacional.
Entre sus pendientes estaba además redoblar las agresiones a los periodistas, como sucedió el pasado fin de semana en Nuevo Teapa, en el sur de la entidad, en una clara señal de que él es quien manda y si se equivoca vuelve a mandar.
Y ya de refilón pasar a cuchillo a los desleales colaboradores que no supieron ni pudieron defender las plazas que les habían sido encomendadas.
Por la vía del cese fulminante fueron echados a patadas uno que otro mano larga que se embolsó el dinero para la operación electoral quedando adicionalmente al descubierto, en paralelo, los partidos que de manera embozada trabajaron para Morena como fueron los casos del PAN, el PRI y Movimiento Ciudadano.
Así, de estar casi la mitad de su sexenio entre los peores gobernadores a nivel nacional, nuevas encuestas lo han colocado entre los seis mas chingones y con el favor de la prensa que chayotea su gobierno a nivel nacional y estatal, como uno de los favoritos del presidente López Obrador, casi-casi el consentido, al que el abuelo sienta en sus piernas y apapacha como el travieso chamaco que le salió bueno pa´la transa y los trastupijes.
Cuitláhuac García hoy se ufana y pasea por plazas y ciudades dando autógrafos a sus chairos que –ahora sí- creen en él y ordena a sus diputados, todo el Congreso es de él, darle un sí a la Revocación del Mandato, pero no al suyo, ni al próximo si es mujer el siguiente gobernador pensando en Rocío Nahle.
Dispone asimismo, con toda la fuerza que le da su ilegítima autoridad, a recortar presupuestos, ahogar a los poderes legislativo y judicial, a rebanar a la burocracia y a plantear nuevos empréstitos ya que el 2024 está muy cerca y no se le puede fallar a patrón.
En la ola del aplastante triunfo quedan semi ahogados paradójicamente los verdaderos artífices del triunfo electoral como Manuel Huerta y Eric Cisneros, ya que el ganador, como en el box, solo es uno.
En la desnudez total queda asimismo una oposición que nunca supo ni imaginó el juego que jugaba Cuitláhuac.
Tras la derrota, el PAN y en PRI van rumbo a la renovación de sus dirigencias por ser un fiasco y el PRD con una fuerza tan disminuida que difícilmente se puede apostar por él.
Habrá que insistir, desde luego, que quienes se llevan en lo inmediato las madrizas son el sector más odiado por la 4T, por López Obrador y por el rapaz de Cuitláhuac, la prensa.
Después del 6 de junio no ha habido día en que no se reporten agresiones a los comunicadores.
A nivel nacional López Obrador instala la Santa Inquisición contra los periodistas desde Palacio Nacional y a nivel estado, en Veracruz, se ordena golpear y amordazar a los periodistas e impedirles, como dé lugar, cumplan con su labor.
No cámaras fotográficas. No videos. No celulares. No narraciones en vivo que den testimonio de los atropellos y asesinatos, por equivocaciones o no, a niños e inocentes. No registro de la escalada represiva y no a esa exclusividad informativa que tanto censura.
Habrá que regresar unos días atrás para recordar su afirmación hecha apenas el pasado lunes 28 de junio cuando sostuvo, con ese peculiar estilo de hablar, que “hay muchos malandros en los medios” que son financiados por el crimen organizado.
Grave, gravísima esa tabla rasa, que pretende con su “revelación” que lleva doble fondo. Son generalidades que mueven a la sospecha para la consumación de venganzas.
Y es que ¿Dónde empieza el “Chayotero Ilustre” presuntamente ligado a criminales denunciado por Cuitláhuac y dónde el o los portales y sus reporteros madreados que dieron las primicias de Nuevo Teapa en donde fueron asesinados dos adolescentes presuntamente a manos de la policía estatal?
¿Esa es acaso la nueva normalidad democrática?
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |