Pudieron más los programas clientelares -el dinero para los viejitos, la mesada para los chairos y los programas sociales- que una nueva propuesta democrática alejada de la corrupción, el atropello a toda garantía individual y poner fin a la torpeza para gobernar.
Y sí, en efecto, Cuitláhuac García le entrega buenas cuentas al patrón.
Más de cien alcaldías las embolsa a la causa Morena. Entrega asimismo un Congreso arrodillado y una capital, Xalapa, la Joya de la Corona, a los pies del Peje que en modo alguno crea una percepción -al igual que Coatzacoalcos- de victoria total.
Cuitláhuac cumple asimismo el propósito de aplanarle el camino a Rocío Nahle, que no a Ricardo Ahued, rumbo al 2024.
Hoy la que se vive a nivel república es, sin embargo, una fiesta de contrastes.
Gana Morena, pero pierde López Obrador al no poder seguir adelante en su proyecto de “venezualización” de la república; de no concretar su sueño dorado de erigir un Congreso Constituyente para abolir la Constitución, de no poder cambiar el nombre a México o llevar a la nación a un proyecto comunistoide, al dejar de tener la mayoría calificada en la nueva Cámara de Diputados.
Pierde López Obrador, al no poder mantener la mayoría Morena en la ciudad de México al perder 9 de las 16 alcaldías tras cobrarle su insensibilidad por lo de la línea 12, y pierde la posibilidad de tumbar al Instituto Nacional Electoral, que hizo un papel de primera en esta elección intermedia.
Y es que si bien Morena se consolida como partido político mayoritario no puede dejar de reconocerse el indiscutible crecimiento del PAN y la virtual desaparición del PRD para que emerja Movimiento Ciudadano como cuarta fuerza nacional.
Mientras el Partido Verde, si decide deslindarse de Morena, avanza para convertirse en el partido bisagra, pero no para los afanes del Peje, sino para la alternancia en el 2024.
El papel de los diputados.
Tras la reconformación del Congreso federal, los diputados de oposición enfrentan hoy el serio reto de mantenerse unidos en alianza en igual medida que lo hicieron en el juego electoral anoche terminado.
Es decir, transitar de la alianza electoral a la alianza legislativa y si funciona el coqueteo del Partido verde y sus 44 nuevos diputados federales en favor de la oposición a Morena, pues esto se pondrá de película ya que la “Revocación del Mandato” será el siguiente paso para llevar al cadalso al “Falso Mesías”.
Regresando a Veracruz aún no se digiere la cruda política, la ruda realidad de parte de localizados aspirantes como es el caso de David Velasco Chedraui, quien ayer entrada la noche en franco estado de ebriedad o alterado por alguna sustancia, proclamaba su victoria en Xalapa en un texto mal escrito y peor leído.
Con él, se fueron al precipicio los proyectos de los empresarios aliados que ya se soñaban con jugosos contratos y esa caterva de delincuentes con los que se rodeó para usufructuar los principales puestos edilicios y direcciones generales.
Y para el resto de los contendientes, 10 por Xalapa solo un ¡Gracias, se agradece su participación y hasta la próxima!
Veracruz y Boca -con Paty y Unánue- seguirán siendo para la familia feliz.
Mientras el centro del estado se pinta Morena y en el norte, ese personaje tan polémico del duartismo que tantos millones le invirtió a su campaña por la municipalidad de Tuxpan, abanderado por el Verde, Alberto Silva, amaneció muerto tras proclamarse la victoria en favor de José Manuel Pozos, el apestado de los morenos por quien nadie daba un peso.
Y personajes de infausta memoria como Juan Javier Gómez Cazarín y el mismo Zenyazen Escobar o Manuel Huerta Ladrón de Guevara, aún siguen enfiestados por la victoria alcanzada.
Pudo mas la compra disfrazada de votos, la escalada de violencia en la víspera, las redadas, golpes, detenidos, los mapaches, la compra de votos y las casillas que abrieron tarde para desalentar el sufragio, que la búsqueda del tránsito por la democracia.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |