Mal redactado y todo, el texto lo podría entender hasta un diputado de tómbola.
Y era sencillo porque preguntaba lo que tenía que preguntar y no preguntaba lo que no tenía que preguntar, como el cubrebocas de Gatell.
Pero no, que se inmiscuye la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y encima de autorizar el bodrio de una consulta para ver si se debe aplicar la ley, decidió cambiar el texto de la preguntita, que quedó así (conste que copio textual):
"¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?"
A ver, a ver. Me pregunta la Consulta si estoy de acuerdo en que "se lleven a cabo" (¿y quién las haría?) "las acciones pertinentes" (¿cuáles y de qué tipo?), eso sí, dentro del 'marco constitucional y legal" (¿cabría la posibilidad de preguntarle a los ciudadanos si se pueden hacer sin respetar las leyes?).
Y bueno, las corruptelas aquí se convierten en "decisiones políticas" y los expresidentes son "actores políticos".
Un principio básico del Derecho es formular preguntas claras y específicas a quienes deben dar una respuesta que tiene consecuencias legales.
Imagino que los señores ministros actuales conoces ese principio. Entonces, ¿por qué la cantinfleada?
El afamado cómico mexicano no hubiera podido superar esta perla de la sinrazón.
Por mi parte, si decido participar en la Consulta el próximo 1o. de agosto, ya tengo lista mi respuesta;
"¡No entiendo!"
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