Desde luego, esa auscultación presencial se podría cancelar si los semáforos siguen enrojecidos. Ésa es una razón por la cual en la página de la Junta están a disposición una encuesta y un buzón; pero los aspirantes creen (y quizás sea exactamente eso, una creencia) que llevar contingentes a la llamada auscultación directa es lo fundamental.
Los días martes 10 y miércoles 11 de agosto, divididos en tríadas, los nueve integrantes de la Junta se repartirán entre Coatzacoalcos, Poza Rica y Orizaba, para recibir de viva voz y de cuerpo presente las manifestaciones de apoyo a los diversos aspirantes. Entre el jueves 12 y el sábado 14, ocurrirá lo mismo en la zona conurbada de Veracruz, y del lunes 16 al viernes 20, en Xalapa.
Después devendrá el fin de semana largo del sábado 21 hasta las 6 de la tarde del lunes 23, cuando de los 13 nombres sólo algunos pasen a la categoría de candidatos o candidatas.
Ésos tres o cuatro o cinco tendrán que organizarse a las carreras para estar en el Museo de Antropología de Xalapa el martes 24 a las 11 am, con el fin de presentar públicamente sus propuestas para convencer a la JG de que las o los elija para el cargo soñado.
No se sabe si se admitirán porras y matracas, pero lo más probable es que no.
Bueno, el miércoles 25 y el jueves 26 de agosto irán pasando uno a uno los candidatos o candidatas a entrevistarse con el pleno de la Junta.
Por fin, el día lunes 30 a las 2 de la tarde se sabrá el nombre seleccionado. Como no podemos renunciar a la vieja cultura (¿o debería decirse incultura?) política que hemos heredado del viejo PRI, no faltarán las filtraciones y los rumores anticipados, por lo que quizás la Junta de Gobierno se anime y devele el resultado con horas o incluso un par de días de anticipación, lo que sería un alivio para quienes desde ya se están mordiendo las uñas y mesándose los cabellos, a la espera de que el nombre que salga sea el de su gallo.
Y es que quien llega a ocupar la silla mayor de la UV trae en el bolsillo varios nombramientos para puestos que garantizan por cuatro años al menos la supervivencia económica, que no es poco decir en estos tiempos de pandemia.
A contar los días, pues.
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