LES asiste razón a quienes piensan que la consulta popular, programada para el primero de agosto, debería ser cancelada. Esta opinión se ha dado desde hace algunos días, en virtud de que no hay una razón, suficientemente fundada para llevar a cabo este proceso.

Sin embargo, a cuatro días de esta fecha, difícilmente podría suspenderse, sobre todo, porque los gastos que se han efectuado, ya están en camino, dejando, de alguna manera, sin los últimos recursos al Instituto Nacional Electoral, que aún cuando le negaron ampliación de su presupuesto para organizar este evento, tuvo que arreglárselas para poder cumplir.

Las razones que muchos alegan para poder cancelar este propósito presidencial, son muchas y ampliamente conocidas por todos los ciudadanos de este país, toda vez, que se eroga una cantidad de quinientos millones de pesos, que seguramente serán más, para darle respuesta a una pregunta, que mucho se ha dicho, no tiene pies ni cabeza, ni mucho menos que haya muchos que la puedan entender, independientemente de que resulta ser totalmente innecesaria.

Pero, por más que se pueda apuntar en este sentido, la consulta ya se vuelve irreversible y no hay manera de echar marcha atrás, sobre todo, por el tiempo que falta para que se pueda llevar a cabo. Los gastos, como se ha dicho, ya están efectuados y solamente se espera que sea un ejercicio político de un capricho presidencial que lleva a todas luces la intención de desviar la atención de otros problemas nacionales que sí son importantes en este momento. La justicia, si se quiere aplicar, no tiene necesidad de que se apruebe por la ciudadanía, por lo que todos ven un proceso sin razón, una pérdida económica y de tiempo para los mexicanos que tienen otras prioridades en momentos difíciles de subsistencia.

Para quienes piensan que la consulta debiera incluir a los actuales protagonistas de la vida pública de México, también tienen razón, pues tanto el pasado como el presente, no se salvan de ser investigados por hechos que pudieran ser constitutivos de delitos, pero para eso están las leyes, fiscales y jueces que se encargan de su aplicación.

De lo que sí se está pensando es que tarde o temprano, el mismo Presidente de la República, pudiera ser sujeto, tal vez, de un juicio político, con todos los elementos que ya existen.

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MEXICO, PAIS MILITARIZADO.

PREOCUPANTE para todos los mexicanos, son los constantes anuncios de un apoyo sin precedentes para las fuerzas armadas, que verán fortalecidas sus filas con la adhesión de la famosa guardia nacional, que estuvo planeada para integrarse con sesenta mil elementos y ya en estos tiempos, la cantidad es mayor, sin contar con los que se sumarán en los próximos días o meses con la liberación de los cincuenta mil millones de pesos que ya han sido aprobados por el Presidente, para que se siga concretando este proyecto del nuevo sistema político de la cuarta transformación que tiene visos de establecer un nuevo orden, bajo el dominio absoluto del ejército y de todas las corporaciones militarizadas.

Por ahora, todo parece aceptarse en razón de que la guardia nacional, fue creada para combatir a la delincuencia, pero que en realidad, es la preparación para el debido sometimiento del pueblo mexicano. A la delincuencia no se le combate, aún cuando ya existen suficientes elementos para poder enfrentarla. Hay para ellos, también, un proyecto futuro.

Aunque López Obrador, asegura que no hay intención de una reelección, la verdad de las cosas es que buscará tiempo suficiente para poder concretar sus propósitos políticos. Eso implica, de alguna manera, que se esté preparando alguna extensión de su gobierno. Así es como ya se genera esta idea entre la opinión pública.

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LA INSEGURIDAD, MÁS GRAVE QUE LA PANDEMIA.

SE NOTA TODOS LOS Días que en México, se incrementa, a la par, la ola de contagios por la pandemia del Covid-19, con la ola de inseguridad que priva en todos los rincones del territorio nacional.

Lo sobresaliente de este asunto es que la pandemia ya se está combatiendo con las vacunas y que en pocos meses se ha demostrado eficacia para disminuir los efectos de la enfermedad, pero en el caso de la inseguridad, no hay vacunas hasta este momento bastante eficientes para poder controlarla, por lo que se presume que este fenómeno social, resulta más grave que la propia catástrofe de salud que nos ocupa.

Los gobiernos, tanto del pasado como del presente, ya se han visto rebasados en su capacidad, o voluntad para poder combatirla, por lo que se están imponiendo nuevas estrategias para sumarse con el enemigo, razón por la cual se busca dar abrazos que balazos, resultando incongruente la creación de un verdadero monstruo de combate como es la guardia nacional, la cual, para dar abrazos no necesita fusil ni ser tantos.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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