DESDE hace algunos años, la inseguridad en México, se ha hecho manifiesta permanentemente y ningún gobierno, de los más recientes, han logrado desaparecer este fenómeno social, aún cuando se hayan hecho esfuerzos suficientes y hasta bien intencionados para abatirlo.

Hoy, la inseguridad, se ha acrecentado en razón de varios problemas, principalmente, la incapacidad del Estado, para enfrentarla, así como los nuevos programas que se han inventado y que no han funcionado, porque a la delincuencia, sencillamente, no se le puede, cuando menos en este tiempo, tratar con abrazos.

Pero hay muchos otros motivos por los cuales la inseguridad ha ido creciendo, principalmente porque no hay una decisión contundente para atacarla, además del creciente temor de que los propios delincuentes lleguen, en determinado momento, a desestabilizar al mismo gobierno, tal y como está sucediendo, pero que no se ha querido aceptar.

Solo que al margen de todos estos problemas y de los propios intereses de los gobiernos municipales, estatales y federales, es la ciudadanía la que se ha visto afectada en todos lados, pues la violencia y la delincuencia, han llegado a concentrarse, incluso, en las misas zonas urbanas donde poco o nunca se habían visto actos tan crueles y despiadados. Qué se puede decir de las zonas rurales, donde el pueblo se ha visto mucho más afectado y amenazado.

De ahí que muchos pueblos, regiones o zonas azotadas por la delincuencia, se estén organizando para defenderse, pues si el ejército, la marina, la propia guardia nacional, con sus miles de elementos, no pueden o no los dejan enfrentarse a los delincuentes de una manera decidida, es el mismo pueblo que está decidiendo tomar las armas para defender su vida, la de su familia y sus propios bienes.

El Presidente de la República, ha reprobado la proliferación de autodefensas, pero no se anima a resolver este problema, garantizando, antes que nada, la seguridad de los pueblos, de las ciudades, de los hogares, de los caminos y carreteras.

Los autodefensas, son una realidad, pero son también un grave síntoma de la falta de un verdadero estado de derecho, del principio de un Estado fallido, que no puede, ni siquiera garantizar la seguridad a sus gobernados.

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FALLA LA CUARTA TRANSFORMACIÓN.

NO SE PUEDE, de ninguna manera, transformar a un pueblo hambriento, pobre, abandonado, en gran parte, a su suerte. No se puede hablar de una nueva transformación, sin tener seguridad, trabajo, educación, salud ni tampoco la plena voluntad de los gobernantes para lograrla.

No se puede hablar de transformar la vida de un pueblo cuando no se le escucha, cuando se le engaña permanentemente, cuando no se le cumplen sus demandas y sus necesidades, cuando se conoce, pero no se hace caso a su verdadera realidad.

Transformar es avanzar con seriedad, con organización, con capacidad, con voluntad política, resolviendo los problemas más urgentes y analizando las propuestas de desarrollo nacional, con la intervención de todos los sectores sociales de un país, donde impere, sobre todo, el respeto y la libertad en cualquiera de sus expresiones,

Transformar es apoyar, más no reprobar las buenas intenciones de los demás, tampoco descalificar pos sistema y sin prueba alguna que respalde tal posición.

Si no hay nada de esto, ¿ entonces cómo se puede hablar de transformar?

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MUCHA POLÍTICA, POCA ADMINISTRACIÓN.

EL GOBIERNO FEDERAL, se ha distinguido por hacer mucha política, o politiquería, pero poco se ha concentrado en la administración verdadera que genere buenos resultados para el pueblo. Lo anterior se puede constatar en la creciente pobreza y desigualdad que se ha generado, acrecentada, desde luego, por el problema de salud que se está viviendo.

Se ha querido gobernar desde una tribuna, principalmente, con una serie constante de descalificaciones del pasado, del presente y hasta del futuro, porque así lo ven desde ahora, cuando ya se habla, incluso, de una sucesión presidencial adelantada.

Ya se van cumpliendo tres años de este nuevo sistema de gobierno, pero no se tienen todavía resultados concretos, a no ser por las fuertes inversiones que se han estado haciendo, las cuales, para muchos analistas políticos y económicos, no tiene pies ni cabeza.

Una de las principales razones, dicen muchos, es que no hay capacidad, tampoco buena voluntad, y menos la humildad de aceptar propuestas viables y concretas para poder reactivar a este país.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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