La suerte estaba echada, era un fracaso anunciado, pero de un tiempo a la fecha en nuestro país la necedad es ley y no se escuchan razones, mucho menos las recomendaciones.
Desde unos días antes, periodistas, líderes de opinión, actores políticos, empresarios y hasta algunas autoridades afirmaban que este domingo, muy lejos de hacer historia, en realidad la jornada sería un ridículo muy costoso.
Los mexicanos demostraron su rechazo y no hay más ciego que aquel que no quiere ver lo que tiene frente a sus nariz, con todo y que se puedan tener otros datos.
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Los números son fríos y no mienten, pero al cabo era eso, un circo, como casi siempre lo hacen, un distractor para desviar la atención sobre otros problemas graves que enfrenta el país y había que repartir atole, ya no con el dedo, sino en jarras y hacernos creer que haríamos historia otra vez.
Claro, también era plan con maña, porque ahora es más sencillo echarle la culpa al árbitro de la jornada y decir que el chasco del domingo es por su culpa, porque no hizo lo correcto, porque actuó de mala fe, es más, hasta lo van a acusar de conspirar contra México.
El anciano nunca va a reconocer que su necedad lo hunde y que toma decisiones equivocadas, no porque realmente no sepa, sino por demostrar que él es quien manda, quien tiene el dominio y el poder.
El simple hecho de haber realizado un evento de esa naturaleza en medio de una pandemia y permitir que la gente asistiera a muchos les pareció una enorme irresponsabilidad por el riesgo latente de contagios.
Ey, pss, pss, pss, respetables lectores, a ver, a ver, a ver, (one moment please) un momento por favor, presiento que ustedes me están mal entendiendo. ¡Oigamee nooo! el anciano al que me refiero no es otro que el “Che” argentino “Tata Martino”, Gerardo Daniel Martino, director técnico de la selección nacional varonil de fútbol, la cual este domingo, como muchas veces ha sucedido, perdió la final de la Copa Oro de la Concacaf.
A tan sólo dos minutos de terminar el segundo tiempo extra (minuto 117) Estados Unidos anotó el único gol del encuentro y lo que estaba cantado, se cumplió: perdimos otra final.
El partido, en efecto, fue un distractor, en medio de tantos problemas que aquejan a nuestro país y también debo comentarle que el gol de los primos del norte fue cuestionado ante un presunto fuera de lugar, pero después de revisar los videos se confirmó la anotación.
No obstante ahora se culpa al árbitro del fracaso del Tri, como seguramente van a querer culpar al INE de cualquier otro fiasco.
¡En fin!, el “Tata Martino” es un vejete que a sus 60 años se equivocó, hizo un mal planteamiento táctico, porque su apuesta eran los penales, no hizo los cambios en tiempo y forma y las consecuencias ahí se tienen.
Del otro circo, ay no, creo que lo pensé y lo escribí, bueno el tema es que de la Consulta Pública Ciudadana muchos otros colegas ya han emitido sus juicios y mejor lo platicamos en otra ocasión. Así como la selección de ratones verdes, ¡¡ay pa´la otra!!
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