En la integración de su lista de candidatos a diputados locales plurinominales, Morena colocó en la primera posición a Gonzalo Durán Chincoya, quien es representante de la comunidad LGBT+ pero fue registrado en su identidad de género como hombre. La segunda posición correspondió al actual coordinador de la bancada de ese partido en la LXV Legislatura del Estado, Juan Javier Gómez Cazarín, quien pretende reelegirse.
Hasta el tercer lugar aparece una mujer, Illya Dolores Escobar Martínez; en la cuarta posición fue colocado Yair Ademar Domínguez Vázquez, el escribano de artículos propagandísticos que varios medios –con convenio con el gobierno estatal- publican en sus secciones de opinión, y que además ocupa la cartera de la Secretaría de Organización del Comité Ejecutivo Estatal de Morena.
Ahí está el centro del “problema” para el morenato. Al estar colocado en el segundo lugar de la lista de Morena y ser también un hombre al igual que Durán Chincoya –cuya identidad de género “no binaria” no cambia su sexo masculino en la legislación vigente-, a quien correspondería ceder su lugar a una mujer para mantener la paridad de género es a Juan Javier Gómez Cazarín.
El interés del grupo gobernante en Veracruz por mantener el control político del Congreso local los obligó a buscar todas las salidas posibles para darle la vuelta a la restricción establecida tanto en la Constitución General de la República Mexicana como en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, que en su artículo 6 establece que “el Instituto (Nacional Electoral), los Organismos Públicos Locales, los partidos políticos, personas precandidatas y candidatas, deberán garantizar el principio de paridad de género en el ejercicio de los derechos políticos y electorales, así como el respeto a los derechos humanos de las mujeres”.
En Morena y en el gobierno estatal han sabido todo el tiempo que el “candado” es infranqueable y por ello han retrasado lo más posible la asignación de las plurinominales que debe llevar a cabo el Organismo Público Local Electoral (OPLE), desde donde hace unas semanas un consejero a modo del régimen, Juan Manuel Vázquez Barajas, difundió un supuesto “criterio” de asignación en el que el diputado “no binario” se quedaba con una de las posiciones de las mujeres. Algo que sería inmediatamente impugnado ante los tribunales y echado para abajo en dos patadas.
El morenato veracruzano buscó entonces “convencer” a las candidatas de su partido en las posiciones 3 y 5 de la lista plurinominal para que no impugnen la asignación planteada por Barajas “con madurez política y compromiso con la unidad de nuestro movimiento”, como publicó en sus redes al reunirse con ellas esta misma semana el dirigente estatal de Morena, Esteban Ramírez Zepeta. Y también optó por la vía de la intimidación, como denunció la candidata de la posición 7, Marcela Josefina Barroso, hizo en su contra el mismo Ramírez Zepeta.
El caso es que el “engrudo” se les hizo enormes “bolas”. Aun cuando las candidatas de Morena “aceptasen” ceder su lugar a un varón, organismos como la Red Nacional de Mujeres Defensoras de la Paridad tienen lista y esperando la impugnación que, en función de sus últimas sentencias en temas de paridad y violencia de género, lo más seguro es que procediera favorablemente en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Así que en Morena parecen haberse decidido por “sacrificar” al peón con tal de mantener las piezas que le interesan en el ajedrez legislativo. Y ése no sería otro que Yair Ademar Domínguez Vázquez, que en el último texto que publicó en los medios adelanta su “beneplácito” con las “proyecciones de que su espacio como candidato plurinominal podría ser ocupado por una mujer en el próximo Congreso Local”. “Desde hace tiempo lo señalé, yo nunca he tenido ningún problema en que mi espacio sea ocupado por una mujer, al contrario, para mí es un honor que las mujeres puedan tener mayor representación y es importante que mis compañeras sepan que en mí van a encontrar a un amigo y a un aliado. No es sacrificio, es voluntad y convicción política”, escribió, resignado.
Tampoco es que tuviera de otra. Le aplicaron la “ley de Herodes”. Así se llevan en la “cuarta transformación”.
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