Figuras y figurones.
Francisco Licona.
 

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Alcaldes ocultan al pueblo los daños patrimoniales
2021-12-13

De pena ajena ha sido escuchar a la mayoría de los alcaldes veracruzanos que en el último de sus informes de gobierno han echado mano de símiles, fábulas y mitos, que envidiaría el propio Gabriel García Márquez. 


La mayoría ha utilizado discursos panegiristas, apologistas de muy difícil comprobación, en los que ocultan al pueblo sus devaneos y malos manejos del presupuesto, pero sobre todo, en los que omiten dolosamente dar a conocer los montos y los motivos del daño patrimonial que les ha sido notificado por el Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS). 


Y para buenos ejemplos basta un botón de muestra: el alcalde de Coatzacoalcos no dijo ni pio de los más de 30 millones de pesos que le dictaminó en contra el ORFIS por daño patrimonial, apenas de los ejercicios 2019 y 2020, ya que los resultados del ejercicio 2021 aún no se emiten por la dependencia fiscalizadora. 


Víctor Carranza Rosaldo al menos debió informar ¿Qué hizo para limpiar su administración de los daños patrimoniales del 2019 y 2020? ¿Se cubrió el daño económico? ¿A quién se sancionó? 


¡Pero no! En lugar de ello, Víctor Carranza Rosaldo rindió un informe tradicional plagado de buenas intenciones que sus allegados y colaboradores no pararon de aplaudir. 


Y muchas mentiras se le podrían perdonar, pero en lo que sí no se midió fue al decir con todas sus letras: “SACAMOS A COATZA DE LA PENUMBRA”, una paradójica expresión cuando justamente unos días antes a varias oficinas de gobierno les fue cortada la luz por falta de pago. Justo cuando Coatzacoalcos no dejó de aparecer un día sí y otro también en la NOTA ROJA de medios de comunicación, locales, regionales y estatales. 


Víctor Carranza Rosaldo presumió hasta la exaltación, excitación y pasión una “histórica inversión pública en infraestructura”, la “transparencia” de su gobierno y la disciplina financiera. 


A Víctor Carranza Rosaldo le fue muy fácil informar al pueblo de Coatzacoalcos de sus presuntos logros, pero omitió explicar y exponer ante su pueblo todas aquellas faltas técnicas, administrativas y financieras que le fueron observadas por el ORFIS, órgano ante el que tiene aún muchas cuentas que comprobar. 


Al menos para el ORFIS el manejo financiero de Víctor Carranza Rosaldo no fue muy aseado como presumió en cada uno de sus cuatro informes de gobierno, ya que por ejemplo: en el ejercicio 2019, el ORFIS le observó 38 actividades indebidas; 15 con relación al manejo financiero; 13 en cuanto a la técnica que se usó en la obra pública; y 10 más en lo que se refiere al manejo de la deuda pública, obligaciones y disciplina financiera; además que se le debieron hacer 16 recomendaciones para mejorar. 


En este mismo año 2019 Coatzacoalcos no cumplió con el principio de anualidad en el ejercicio de los recursos públicos recibidos, ya que al cierre del ejercicio su estado financiero reflejó un saldo no ejercido por más de 13.5 millones de pesos, por lo cual incurrió en una falta más, la de no reintegrarlos a la Tesorería de la Federación como lo dispone el artículo noveno transitorio fracción V de la Ley General de Contabilidad Gubernamental y el 7 del Presupuesto de Egresos para la Federación. 


Coatzacoalcos fue tan mal administrado que tan solo en el ejercicio 2019 dejó pasivos del orden de los 120.2 millones de pesos en cuentas por pagar a corto plazo. Pero tampoco liquidó adeudos de años anteriores por 260.6 millones de pesos. 


En materia de obra pública, Coatzacoalcos incurrió en un daño patrimonial de 15.3 millones de pesos en el 2019, por no presentar documentación soporte de los recursos ejercidos. 


Lo anterior fue solo lo que el ORFIS le observó en el ejercicio 2019, sin embargo, Víctor Carranza Rosaldo no aprendió ni supo hacer que sus colaboradores no reincidieran en cometer torpezas en su administración, ya que de nuevo en el ejercicio 2020 volvió a presentar serias irregularidades y otro daño patrimonial por 17 millones de pesos. Víctor Carranza Rosaldo no pudo explicar al ORFIS qué le hizo a 16.3 millones de pesos que le fueron retenidos a la plantilla laboral del Ayuntamiento por concepto de impuestos que no fueron enterados a las autoridades competentes. El resto del daño patrimonial fue por obras de pavimentación mal ejecutadas, carentes de permisos y licencias de construcción. 


Es curioso que Víctor Carranza Rosaldo no informara del estado actual de lo observado en los ejercicios que ya le fueron auditados por el ORFIS, es decir, transparente no lo ha sido, ya que se puede entender que al menos en los rubros aquí anotados, hay más de 30 millones de pesos bailando y de los que habrá que dar cuenta aún ya no estando en el cargo. 


Pero como apuntamos al principio, este caso tan solo es un botón de muestra, pues en general, la inmensa mayoría de los alcaldes andan por los mismos caminos y sin presentar la más pequeña pizca de autocrítica. Los informes son la oportunidad perfecta para comunicarle a la población el estado real de la administración pública, pero se toman como la oportunidad de autoalabarse y ocultar la realidad.  


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