Este jueves en su mañanera López Obrador dijo textual: “A lo mejor no voy a ser objetivo, pero le tengo mucha confianza al gobernador Cuitláhuac García. CREO QUE ES UNO DE LOS MEJORES GOBERNADORES QUE HA TENIDO VERACRUZ EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS… Veracruz padeció de muchos gobernadores mediocres y ladrones. Ahora por primera vez en bastante tiempo tiene un gobernador honesto, íntegro, que es incapaz de llevar a cabo una injusticia en contra de nadie…”.
El tabasqueño se veía tranquilo, pero sobre todo satisfecho porque su muchacho había cumplido encerrando a José Manuel, gran amigo y brazo derecho de Ricardo Monreal y casi hermano de Dante Delgado. De ahí el espaldarazo público en lugar de una discreta palmadita.
Su mensaje no pudo ser más claro; Cuitláhuac se queda en Veracruz porque él así lo manda. Si para los veracruzanos su gobernador es el peor que han tenido eso es secundario; si más que soportarlo lo padecen, eso es intrascendente. Lo que importa es que es 100 por ciento obediente y fiel al presidente.
La del jueves fue la primera ocasión en la historia de este país en que un presidente en funciones apoya superlativamente a un gobernador incapaz y negado para gobernar. Un gobernador acusado de corrupción, nepotismo, desvío de recursos y extraviado ante la inseguridad, la violencia, los feminicidios y los ataques a periodistas. Un gobernador intolerante, arbitrario y represor.
Malas noticias para quienes andan promoviendo su revocación porque todo indica que hay gobernador para rato; hasta la medianoche del 30 de noviembre del 2024.
Y en lo que llega esa fecha, Veracruz y los veracruzanos que se jodan.
Nota. Me tomo unos días de asueto y nos vemos el 3 de enero. Felices fiestas, lector.
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