A lo mejor usted, como yo, lo ha notado… A cada acción, a cada palabra, a cada movimiento que hace Mariana, la reacción inmediata entre los internautas es hacer una absurda comparación o algo parecido entre “lo que es” la esposa de Samuel García y el “debiera ser” la esposa de Andrés Manuel López Obrador.
El referirme a esto como “absurda comparación” es por las siguientes razones:
Primero) Mariana Rodríguez Cantú es influencer; Beatriz Gutiérrez Müller, no, por lo que intentar desde ese momento ponerlas al tú por tú, ya es una condición desigual… La primera, de un modo u otro, sabe llegarle a la gente a la que se dirige; lo mejor: ha abierto su pinza para ampliar la extensión de su mensaje y le ha funcionado. Todo lo contrario con la segunda, que cada vez que utiliza las redes sociales se confronta, choca, hay desatinos porque quizás no dimensiona el lugar donde se encuentra parada y le cuesta trabajo hacer química con el otro sector que no tiene en la bolsa.
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Segundo) Beatriz es la esposa del Presidente y Mariana, la esposa de un Gobernador. Si bien, el peso específico de la primera, tiene un mayor volumen por su condición civil, el de la segunda, desde que se dio a conocer, dio muestras de ser quien es por sí, al tener propio peso y un volumen que poco a poco crece, al menos en las redes sociales. Es seguro que Beatriz pudiera tener un mayor alcance y penetración a lo largo y ancho del país pero sería más por el efecto AMLO que por sí misma. No obstante, Mariana a ras de piso, sólo tiene empuje en Nuevo León. Son desiguales las condiciones para la de provincia.
Tercero) La figura de Mariana crece en redes sociales de forma vertiginosa y en un momento dado, muy por encima de su esposo a quien es claro, no le desagrada la idea, quizás porque de cierto modo, ella puede representar esa puerta para que la gente esté cerca del Gobierno y a la vez, el Gobierno (vía Mariana) esté cerca de la gente, lo que sin duda se le da de forma muy natural a la regia quien hace click muy fácil en los niños y esta química reacciona también en el resto de la gente sin colores ni partidos.
Caso contrario ocurre con Beatriz, quien sale y entra de las redes sociales según el contentillo. Al estar al lado de su esposo, éste es la única figura que brilla con luz propia en el firmamento de esa relación y por ende, difícilmente ella puede ser un puente entre el pueblo y el gobierno de su marido porque no le interesa aunque tenga las oportunidades, las circunstancias y las condiciones para hacerlo porque “No soy médico, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”, en alguna ocasión respondió a quien le pedía que se reuniera con padres de niños con cáncer.
Así, con estos breves comentarios, uno puede entender que subir a un ring de comparaciones a Mariana Rodríguez Cantú y a Beatriz Gutiérrez Müller, es totalmente absurdo cuando cada una de ellas ha decidido qué papel jugar al lado de su esposo y entendiendo las coordenadas político-geográficas en que se ubican y es seguro que igual dimensionen sus propias capacidades, alcances y aptitudes para participar en el proyecto que representa por un lado, Samuel García y el que a medio camino ha forjado ya López Obrador…
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