En estos difíciles tiempos en los que los mexicanos quisieron que se transformara el país, quizá el pueblo mexicano jamás se imaginó lo difícil que sería poder hacerlo.
¿Cuántas veces en la historia de México se ha hablado de la soberanía nacional? ¿Cuántas veces se ha presumido de ella?
Pero ¡oh sorpresa! De buenas a primeras, de la nada, nos venimos a dar cuenta de que para que se pueda dar en México una reforma Constitucional en materia de electricidad, se le tiene que pedir permiso a los Estados Unidos, a España y a otros países.
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El problema es que este país se ha transformado muchas veces, pero de dientes para afuera la mayor parte de ellas, es decir, el país se ha transformado cada sexenio para seguir igual. Pero hoy que hay un presidente de la República que con el respaldo de millones de mexicanos que exigen una transformación de verdad, pues para lograrlo va a costar y mucho. Sobre todo internacionalmente.
Por ello, el discurso oficial se enfoca en dejar sentir que México es soberano.
Un ejemplo, aparte de los mensajes diarios de AMLO, es el discurso de Rocío Nahle, titular de energía del Gobierno Federal, quien insiste en decir que está bien que el Gobierno de los Estados Unidos emita opiniones sobre el sector energético mexicano, pero quien tiene la última palabra sobre los cambios que se requieren somos nosotros, los mexicanos.
“Tenemos ya una reforma que está en el Legislativo y somos los mexicanos quienes tenemos que resolver, los legisladores mexicanos”, precisó. Y pudiera no darse la contrarreforma pero eso será cuestión de los mexicanos y no porque a otro país no les convenga, dijo Rocío Nahle a reporteros de la fuente y abundó: “México es respetuoso sobre la política energética de ese país –Estados Unidos- y sería incapaz de opinar sobre cómo debe de conducirse o en sus cambios legislativos, pues nosotros respetamos para que se nos respete. Somos incapaces de decirles, por ejemplo, ustedes bájenle a la generación con carbón; nosotros tenemos un 3 por ciento, ellos tienen arriba de 20 por ciento, es su política y los recursos que tienen”.
Es plausible la posición de la titular de energía mexicana, sin embargo, habrán de tener la sensibilidad de no apretar tanto e ir pensando que en los tiempos de globalización que se viven, la lucha por la generación de empleos a nivel internacional es encarnizada y que sin grandes inversiones extranjeras, China no hubiera podido lograr el ritmo de crecimiento que ha logrado.
Y pues al parecer ese es el gran reto de México, tener leyes que permitan las inversiones extranjeras con seguridad jurídica, pero como dice AMLO ¡Energías limpias sí, negocios sucios no!
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