Y es que el poner a Ignacio Ovalle al frente de Segalmex fue un error del tamaño del mundo. Revivir el esquema de la CONASUPO fue poner a Frankenstein de nuevo a caminar y abrir las arcas públicas al saqueo.
Ignacio Ovalle se rodeó de amigos con pinta de maleantes que desde la propia planeación y diseño hicieron de las suyas, al poner en manos de Ignacio Ovalle, o de ellos, a dos de las dependencias de apoyo al campo como LICONSA Y DICONSA que habían logrado sobrevivir y que muy vigiladas medio cumplían con sus objetivos.
Sin embargo, desde la propia planeación hubo denuncias públicas en contra del gran error que se cometía al hacer de Segalmex un monstruo inmanejable y propicio para la corrupción. AMLO no hizo caso y al cabo de tres años le reventó en las manos.
Hoy Ignacio Ovalle ya no está en Segalmex y varios de los principales directores generales han sido cesados de sus cargos y son sujetos a investigación por la Fiscalía General de la República pues dejaron una herencia de más de 15 carpetas de investigación en su contra. Aun así, Ignacio Ovalle fue premiado con otro cargo en la administración de AMLO como es la Coordinación del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (Inafed), cuando debería estar en la misma situación de sus colaboradores a los que las evidencias los ubican como verdaderos traidores a la patria, por fallarle a la 4T, robarle a la nación y principalmente a los campesinos y consumidores de más escasos recursos.
El fraude detectado hasta la fecha es superior al cometido por funcionarios peñistas con la Estafa Maestra, ya que se está hablando de más de 10 mil millones de pesos. El caso, por lo delicado del tema, además de en manos de la FGR, la Secretaría de la Función Pública y la Auditoría Superior de la Federación, ya cayó también en manos de la Fiscalía Especializada en materia de Delincuencia Organizada, (FEMDO), que comanda Alfredo Higuera Bernal, sin mencionar que las investigaciones están siendo soportadas con información del SAT y la Unidad de Inteligencia Financiera, y es que Segalmex fue tan bien planeada que deslindar responsabilidades les está costando un ojo de la cara.
Es decir, Ignacio Ovalle o sus ex colaboradores van a pagar por lo que hicieron.
Quizá tarde, pero AMLO se dio cuenta de que su amigo y mentor Ignacio Ovalle no le iba a resolver el problema del acopio, distribución y comercialización de los productos del campo, y que el monstruo de mil cabezas llamado Segalmex estaba siendo usado para la práctica de la delincuencia organizada de cuello blanco.
Fuentes bien enteradas aseguran a quien esto escribe que Ignacio Ovalle recibió el nombramiento que ha sido de conocimiento público tan solo para tenerlo cerca, pero tanto él como sus colaboradores están siendo investigados y aseguran que ha debido presentarse a declarar en varias ocasiones ante la FGR.
Sin embargo, nos aseguran que aunque AMLO se mantenga firme y Ovalle y sus excolaboradores caigan en la cárcel sentenciados por corrupción, su gobierno podría pagar las cuentas en el proceso electoral del 2024.
Habrá que ver hasta dónde está dispuesto AMLO en sacrificar a sus amigos y hacer cumplir la ley caiga quien caiga, porque de hacerlo con Ignacio Ovalle tendrá que hacerlo también con otros amigos que andan jugando malabares con la justicia como su ex asesor jurídico de la presidencia y el mismo fiscal general de la República.
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