- Que se están cerrando las distancias entre las selecciones grandes y las chicas (lo de Irán ante Inglaterra y Costa Rica ante España son excepciones que confirman la regla).
- Que los serbios dieron con la estrategia perfecta contra Brasil, pero a pesar de eso no pudieron con la calidad de los jugadores cariocas.
¡Y las sorpresas!
Las derrotas de Argentina con Arabia Saudita y de Alemania con Japón.
Pero esto último, considero, no fue nada excepcional. En realidad, las dos selecciones históricas hicieron su juego normal en mundiales.
Lo que cambió fue la tecnología, que ahora permite señalar un fuera de lugar con precisión milimétrica.
Antes de la medición láser, los árbitros decidían a su percepción si un gol era válido o no. Y por una cuestión de la naturaleza humana (¿o de ciertas consideraciones económicas?) por lo general decidían mayormente en favor de los equipos grandes.
Vean, si hubiera sido como antes de las mediciones exactas, Argentina le hubiera ganado a Arabia Saudita 4 a 1, y Alemania a Japón 3 a 1, que eran los resultados normales en las épocas en que no se contaba con la precisión de la tecnología.
Algo debe haber pasado después de esos resultados, porque ayer ya se notó la inclinación en favor de Ronaldo Cristiano, al que le concedieron un penal sin que el árbitro consultara al VAR. Y así, con un penal regalado, se convirtió en el único hombre en el mundo y fuera de él que ha marcado goles en cinco mundiales distintos.
Pero, de regreso al torneo, ¿veremos más sorpresas? Seguramente sí, porque a pesar de todo, el futbol es un juego que no tiene palabra ni sabe de justicias. Gana el que meta más goles, y ya.
A medida que avance la competencia, veremos de qué manera la FIFA y sus enormes intereses van a dejar que las máquinas le quiten la capacidad de decisión a los árbitros, que eran tan convenientemente influenciables.
Al final lo platicamos.
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