Pero después de cien mil mentiras mesiánicas en las mañaneras y de millones de ellas de parte de los funcionarios de la Cuarta Transformación y de los directivos del partido que dicen que es movimiento, pues como que el apreciable público termina por comprender -aunque nunca aceptar- que de esa madera falsa están hechos los conservadores arrimados al conservador mandatario.
Porque no me digan que los luchadores sociales y los analistas profundos que por años criticaron con su dedo flamígero los excesos del poder y que ahora se convirtieron en dóciles borreguitos que balan al son que les marca su líder moral (bastante inmoral, por cierto) son gente de izquierda, liberales, honestos intelectualmente, honrados.
El Gobierno neoliberal de AMLO se llenó de personajes conservadores que tenían su historia priista, como Alejandro Gertz Manero o Manuel Bartlett u Olga Sánchez Cordero y de socialistas que bajaron su bandera para dedicarse a enderezar loas al Presidente, y justificarlo hasta en los peores arrebatos de su ocurrente y fértil imaginación, tan dada a hacer estropicios de todo tipo.
La marcha del domingo 26 se suma a la inaugural del domingo 13 de noviembre en la importancia social que tendrán, como goznes en la historia del camino mexicano hacia la democracia.
El movimiento mexicano en favor del INE recuerda otras manifestaciones relevantes de la historia contemporánea del mundo como la Primavera de Praga de 1968 en la antigua Checoslovaquia; el plantón y la masacre de la plaza Tiananmen de 1989 en China; la Primavera Árabe de 2010 a 2012 en Túnez, Egipto, Libia, Siria, Yemen, Argelia, Omán, Jordania, y las protestas de 2001 a 2015 de los Indignados en España.
Hoy el Presidente saldrá seguramente a insultar y a denostar a organizadores y a los participantes, como ha sido su costumbre.
Distinto a lo que hicieron los ciudadanos que acudieron a las marchas de ayer, que mostraron respeto y civilidad.
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