Ha sido tal el fenómeno y tanta la incapacidad de la autoridad, que ellos mismos han tenido que reclasificar el concepto por asesinatos comunes.
Fue una estúpida la postura la adoptada por la Fiscal Verónica Hernández Giadans, ya que de todas maneras una mujer muerta es eso, solo le cambian la definición para sacarla de las estadísticas.
Sin embargo, una mujer caída quedará como huella imborrable en la familia, en el vecindario, en la entidad y en la sociedad misma, y aun cuando la definición de lo que es un feminicidio varíe, para el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Veracruz ocupa el tercer lugar, un tercer lugar que en meses anteriores fue segunda posición y en el 2018 primer sitio.
El tema, consecuentemente, no deja de ser complicado ya que afecta la vida de muchas mujeres ajenas a la postura oficial de “Cero Tolerancia” que se escucha muy bien en los discursos, pero en la realidad carece de valor, al igual que las declaraciones confusas del propio gobernante que con su estilo cantinflesco y cantadito, minimiza y descalifica.
Hoy las cifras evidencian que después de Oaxaca y el Estado de México, la escalada contra las mujeres tiene a las nuestras mujeres de rodillas.
Estela Casados González, del “Observatorio de Violencias Contra las Mujeres”, sostiene que las cifras oficiales son claras y preocupantes en torno a lo que, desde hace varios años, ocurre en el estado de Veracruz.
“Si dividimos en tres meses los 19 casos de presuntos delitos de feminicidios ocurridos hasta el 31 de marzo en la entidad, tendremos que en promedio hay seis feminicidios en Veracruz al mes, nos dicen las cifras oficiales”.
No es gratuito, por tanto, que desde el 2018 tengamos una declaratoria de Alerta por Violencia de Género contra las Mujeres del estado de Veracruz, por los feminicidios.
Tampoco que en la entidad donde el 51% de la población la conforman mujeres, reclamen justicia.
“No basta una justificación oficial cuando se sucede, como pan de cada día, un crimen de odio, un feminicidio en algún punto de los 212 municipios”, sostiene Yolanda Lagunes.
Ya en anteriores entregas en este mismo espacio habíamos señalado la gravedad del problema.
Hacíamos notar que para el errático e ignorante gobernador es muy fácil aprovechar la tribuna de Palacio de Gobierno para minimizar los feminicidios.
Más fácil aun, echar la culpa a los periodistas de desinformar quesque “por ganar la de ocho columnas”, sin considerar las 20 asesinadas de enero a marzo de este año.
Veracruz -lo acepte o no el mandatario- cerró 2022 con 70 víctimas de feminicidio, de acuerdo a cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública, número menor a los picos de 2017, 2018 y 2019 -con 100, 106 y 102- respectivamente.
La violencia contra las mujeres, desde la llegada de Cuitláhuac se ha incrementado sensiblemente.
Las carpetas por abuso sexual subieron mil 718%, al pasar de 54 en 2016 a 982 en 2022. En el caso del hostigamiento, no hubo una sola carpeta en 2016 y hubo 474 en 2022 y en cuanto a violación, el incremento es de 267%, al pasar de 126 a 463.
Si no existieran esos récords criminales no habría por qué integrantes de partidos de oposición urgieran a que se emita una tercera alerta de violencia por género en el estado.
Ello particularmente ahora que ha incrementado el delito de desaparición ya que, de julio de 2021 a la fecha se tiene el registro de 4 mil 126 niñas, adolescentes y adultas sin localizar.
De ellas, 566 desaparecieron en el último año.
Y, según datos de la Comisión Nacional de Búsqueda, los municipios con mayor número de reportes de mujeres desaparecidas son Veracruz (585), Xalapa (544), Coatzacoalcos (197), Córdoba (193) y Poza Rica (130).
La mayoría de las mujeres desaparecidas en el estado son jóvenes de entre 15 y 19 años (mil 277), seguidas de aquellas de entre 10 y 14 años (635), las de 20 a 24 años (470), las de 25 a 29 años (353) y aquellas con entre 30 y 34 años (268).
Esa es la brutal realidad que vive Veracruz.
El próximo 9 de mayo en Dos Ríos, habrá un encuentro masivo de mujeres -colectivos incluidos- en torno a Pepe Yunes, para seguir sumando al reclamo de justicia que, por lo que se ve, no llegará hasta que el lastre llamado Cuitláhuac, no se vaya en el 2024.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |
