La razón fundamental de la preeminencia de la TV es la accesibilidad, pero hay que agregarle la gratuidad y la facilidad de uso que tiene frente a las complicaciones de conectividad y de manejo que presentan las conexiones en línea.
Es cierto que las compañías de telefonía móvil han alcanzado 118 millones de líneas de prepago (82.5% de todos los móviles), lo que podría hacer suponer que hay esa cantidad de personas conectadas por la vía celular, pero realmente hay algunos millones de ellas en desuso y se da el caso de que hay mucha gente que posee hasta dos o tres líneas.
Y a eso hay que aumentar que el promedio de gasto de los usuarios de telefonía prepagada es apenas de 100 pesos. Con esa cantidad, solamente pueden acceder a los datos móviles durante dos semanas, así prácticamente están desconectados durante la mitad del mes.
Hay que agregar el dato de que solamente el 8.2% (3.4 millones) de los usuarios paga por el servicio de datos y que 38.4 millones se conectan en los lugares públicos donde hay Internet público.
Así que muchos de los sesudos operadores y analistas políticos que asesoran a candidatos cometen el error de ningunear a la televisión -y con ella a la radio, que mantiene un número impresionante de escuchas- y piensan que sus clientes son unos Barack Obama en potencia que podrán hacer campaña a través de las redes sociales y las mensajerías de texto.
Ahí, Xóchitl Gálvez también se coloca por encima de la corcholata Sheinbaum, porque le tiene ganados los micrófonos y las cámaras, a pesar del dineral que malgasta la consentida de AMLO en publicidad.
*Síndrome Mandela: “Es un fenómeno psicológico en el que un grupo de personas recuerda un evento de manera diferente a como realmente ocurrió. Este nombre se atribuye al hecho de que muchas personas recuerdan erróneamente la muerte del expresidente sudafricano Nelson Mandela en la década de 1980, a pesar de que murió en 2013.”
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