Después, los texto-servidores locales al servicio de los intereses de Morena sacaron sus libelos para difamar a Arturo Castagné, que respondió de valiente manera y sacó aún más información sobre el tema.
La candidata de Sigamos haciendo Historia también saltó a la palestra con unas lamentables declaraciones de su ronco pecho en las que a falta de argumentos aseguró que la casa no era de ella y que rentaba la mansión (¿y cuánto paga de renta?).
Y como corolario terminó insultando al casi candidato de la alianza Fuerza y Corazón por Veracruz., Pepe Yunes Zorrilla, quien un día antes había declarado a Joaquín López Dóriga que pediría una investigación sobre las propiedades de la ex Secretaria de Energía.
La verdad es que los calificativos que le enderezó Rocío Nahle son dignos de algún bravucón de barriada y no de una persona que pretende hacerse pasar por veracruzana.
Los jarochos somos mal hablados, pero no somos groseros, y al parecer la señora de Zacatecas no logra entender la sutil diferencia. Con denuestos de mala facha no ganará el corazón de los nacidos en esta tierra que quiere conquistar a golpe de dinero, de vallas y de amenazas.
Por eso es que le crece y le sigue creciendo el asunto de su Casa Dorada, y por eso -más lo que se acumule en estas semanas- va a perder la elección.
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