Habían sido ya varios los analistas que sugerían que los ciudadanos se enfrentarían el 2 de junio a una disyuntiva dramática: elegir la continuidad del actual gobierno, que nos lleva a un modelo moderno de dictadura, o castigar a Morena y optar por la vigencia de la democracia.
No fue sino hasta que el presidente López Obrador le respondió al actor Víctor Trujillo, quien en su papel del payaso Brozo replanteó este escenario, que se analizaron a profundidad los escenarios que nos plantean las dos principales fuerzas políticas del país.
Por un lado, Morena y sus aliados casados con su afán de destruir las instituciones, acabar con los contrapesos y, de plano, aplastar a todas las voces críticas. Por el otro, la alianza de partidos políticos que durante mucho tiempo estuvieron enfrentados, pero hoy asumen que es fundamental para el país formar un frente común que impida la ratificación del autoritarismo.
“No hay más que dos sopas: o se vota por la dictadura o se vota por la democracia… los ciudadanos requieren de un México libre y democrático. Tenemos que resolver cómo vamos a vivir los próximos 20 años”, dijo el payaso Brozo en su monólogo.
López Obrador que ha demostrado ser un asiduo espectador de los shows de Víctor Trujillo, de inmediato le respondió: “Dice dos opciones nada más, o democracia o dictadura. O sea, nosotros somos la dictadura. Nada más le digo a Brozo que si yo fuese un dictador, él no estaría diciendo esas cosas. Nosotros no perseguimos a nadie”.
Era evidente que el presidente pretendía llevarnos a escenarios como los vividos en los tiempos de Jorge Rafael Videla en Argentina, de August Pinochet en Chile, o de Francisco Franco en España.
Víctor Trujillo, sin embargo, nunca habló de que en estos momentos viviéramos una dictadura como aquellas, pero sí del riesgo de que -en caso de dar continuidad al proyecto del actual presidente- sí lleguemos a enfrentarnos a un gobierno tirano.
El analista Pablo Hiriart escribió a propósito de ese debate: “México no es una dictadura, pero López Obrador nos ha querido empujar hacia allá. Si no hemos caído en ella ha sido por el valor de ministros y ministras de la Corte, de algunos jueces, de legisladores y de la movilización ciudadana. La opción de la dictadura ha estado desde el primer año de gobierno del presidente López Obrador”.
En Veracruz -cuyo gobierno en los últimos seis años ha sido un burdo remedo de las ocurrencias del presidente- nos enfrentamos a una disyuntiva similar. Cuitláhuac García por méritos propios el título de “el peor gobernador que ha tenido este estado” y desde hace al menos un año dejó de tomar decisiones (no es que antes lo hubiera hecho mucho) pues todo, incluso la conformación de su gabinete era consultada con la secretaria de Finanzas, Rocío Nahle, quien desde entonces ya daba por hecho que ella iba a relevar al omiso gobernante que nos asignó el presidente.
Eran tiempos de soberbia, cuando sentían que nadie los merecía y descuidaron el trabajo político. Hoy los veracruzanos saben que sus dos opciones son: o las corruptelas e ineficacia de Rocío Nahle, o la experiencia, capacidad demostrada y prestigio de Pepe Yunes.
Hoy las cosas son muy distintas.
Este día en Coatzacoalcos, en su cierre de campaña para Veracruz, Xóchitl Gálvez se refirió a la candidata oriunda de Zacatecas.
Dijo que Rocío Nahle, “salió más ratera”, incluso, que el exgobernador Javier Duarte, que hasta la fecha sigue en la cárcel.
A los habitantes de Coatzacoalcos (donde Rocío Nahle dice tener su residencia formal), Xóchitl Gálvez les dijo que esa señora no ha hecho nada en beneficio de la comunidad.
“¡Esta señora salió una bandida! Miren, se quejaban de Duarte y esta salió más ratera. El yerno acaba de terminar la carrera, reportó hace cuatro o cinco años mil 600 pesos de ingresos, hoy, gracias a las relaciones de la suegra, más de 100 millones de pesos ha facturado. ¡Son unos bandidos! Ustedes no se la vuelvan a creer. Ahí están todas las casas, ahí están todos los negocios que hicieron y ¿qué hicieron por Coatzacoalcos? Nada”.
Observando con frialdad a los candidatos, quizá la disyuntiva en Veracruz esté mejor resuelta. Nadie con un par de neuronas funcionándole puede pedir “más de lo mismo”.
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Epílogo.
Los abogados que litigan en el norte de la entidad no quitan el dedo del renglón: jueces de aquella zona, coordinados y protegidos por un magistrado del Poder Judicial del Estado, se dedican a “cazar” terrenos en propiedad de personas de la tercera edad, les inventan documentos y les arrebatan sus escasos bienes. *** El magistrado Esteban Martínez Vázquez y los jueces que “le entran al juego” no consideraron que esos adultos mayores a los que despojan, en ocasiones tienen familiares que los defienden. Hoy están metidos en muy graves problemas, pues las denuncias en contra de los juzgadores son sólidas y tendrán consecuencias.
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