Durante las campañas políticas que concluyeron este miércoles, los temas que más crearon polémica fue el reiterado señalamiento de corrupción que se hicieron unos contra otros en debates, mítines políticos y entrevistas con los medios de comunicación.
En este tema hubo muchísimos señalamientos, pero pocas pruebas.
Otro tema de debate fue la idea que se trató de fijar en la mente de los electores de la continuidad o no de los programas sociales.
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Tema en el que la oposición jugó a la defensiva y prometió que no solo continuarán los programas sociales, sino que serán fortalecidos.
Al respecto, cualquier análisis por “encimita” les da la razón a los candidatos del PRIAN, puesto que de llegar al poder bien podrían fortalecer los programas sociales y nadie podría ni querría impedírselos; pues sería una aberración que Morena y sus aliadas, que lograron los beneficios a los adultos mayores, los estudiantes y discapacitados, se opongan a nuevas iniciativas que mejoren los apoyos actuales.
Sería aberrante también, e ilógico, que Morena y aliados se opusieran luego de que con su voto lograron que esos apoyos pasaran de ser programas de gobierno a DERECHOS UNIVERSALES. ¿Quién le evitaría entonces al PRIAN que en los presupuestos públicos cada año se consideren mayores recursos para atender esos derechos?
En cambio, lo que hoy prometen los del PRIAN sí parecen más promesas de campaña que nobles propósitos, porque en su momento lucharon para evitar consignar en la Constitución los apoyos sociales. Por eso, que ahora se despojen del desprecio y el clasismo demostrado en los discursos usados en los debates del Congreso y ahora promuevan más apoyos sociales de motu proprio, sí resulta más sospechoso.
Hay que recordar que el PAN, el PRI y el PRD, fueron los principales opositores a las iniciativas del presidente López Obrador en esa materia. Pero no solo eso, cada año durante la discusión en la Cámara de Diputados los legisladores de esos partidos políticos regatean y se oponen aprobar los recursos para los programas sociales.
Durante las campañas, los candidatos de la coalición “Fuerza y Corazón por México”, incluyendo a su candidata presidencial, Xóchitl Gálvez, prometieron que los Programas Sociales se quedan, pero que además los mejorarán, término cualitativo y muy subjetivo, pues mejorar pudiera implicar también el seleccionar a los beneficiarios; es decir, por ejemplo, que los recursos se otorguen solo a los adultos mayores que vivan en zonas de marginación, que no tengan casa propia en la que vivir o lo hagan con sus hijos o familiares, entre otras opciones. O por ejemplo, que los reciban solo aquellos que no estén recibiendo atención del IMSS, ISSSTE o cualquier otra institución que otorga prestaciones en dinero, o solo a aquellos que no estén disfrutando de alguna otra pensión; o que reciban dólares de hijos en los Estados Unidos; o muchas otras situaciones de excepción más. Eso sería “mejorar” los programas, y la actual oposición estaría cumpliendo su promesa, pues así el Gobierno no desperdiciaría tanto recurso público que podría destinarse para apoyar sectores o actividades productivas. Finalmente hay que aceptar que “mejorar” no es lo mismo que “aumentar”.
En fin, fue una lástima que los candidatos de oposición no hayan aclarado bien ese punto de ‘mejorar los programas’. Ahora las campañas ya se acabaron y el que entendió, lo entendió… y el que no, pues quedó a ciegas.
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