¿A qué peligrosos individuos perseguía la policía de Cuitláhuac García en Xalapa esa madrugada?
Pues a dos jóvenes xalapeños, estudiantes del campus en Puebla de la Universidad Iberoamericana.
¿Qué delito mayor habían cometido para poner a la fuerza letal de las policías de Xalapa tras ellos?
Pues no se detuvieron en un retén. Movidos por el miedo que esos operativos policiales generan entre la población, porque muchos automovilistas terminan esquilmados después de que les atribuyen delitos que no cometieron, como sucede cotidianamente.
Los estudiantes simplemente se espantaron y siguieron su recorrido hacia su casa, lo que provocó la desmedida reacción de esa misma policía que no alcanza a reducir el número de delitos que se cometen en Veracruz, aunque el Gobernador se la pase mintiendo lo contrario.
Un problema que tienen esos policías es que no están debidamente capacitados y no saben emplear armas de fuego con precisión. Ésa es una razón por la que fue muerto Brando de Jesús Arellano Cruz en Lerdo de Tejada el pasado 19 de enero. Los dos jóvenes xalapeños fueron heridos por las balas de esos policías, que dispararon sin saber por qué ni cómo.
Son como un ciego con una pistola.
Faltan 123 días para que Cuitláhuac entregue la gubernatura que no supo honrar (si no es que nos hace el favor de renunciar antes) y la falta de gobernabilidad está creando un vacío de poder en el que las autoridades policiales actúan sin ninguna contención.
Tal vez yo cometo el mismo error de la queridísima y simpatiquísima y votadísima (?) diputada Ana Miriam Ferráez cuando aconsejo a los ciudadanos de Veracruz que estos cuatro meses mejor no salgamos de nuestras casas por la noche.
Es que el diablo anda suelto.
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