Ya está cantado: Cuitláhuac García Jiménez aportará su capacidad y experiencia en el gobierno federal, asumiendo la Dirección General de la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee).
Y usted dirá: ¿Qué diablos es eso?
Se trata, según su portal oficial, de un órgano administrativo desconcentrado de la Secretaría de Energía que cuenta con autonomía técnica y operativa.
Tiene por objeto “promover la eficiencia energética y constituirse como órgano de carácter técnico en materia de aprovechamiento sustentable de la energía”.
Esta Comisión fue creada a través de la Ley de Transición Energética publicada en el Diario Oficial de la Federación el 24 de diciembre del 2015.
Su actual titular es el maestro en ingeniería eléctrica Israel Jáuregui Nares, quien fue designado en ese cargo el 29 de abril del 2023, por la entonces titular de la Secretaría de Energía, Rocío Nahle.
Israel Jáuregui se desempeñó desde el 2013 como director de Gestión para la Eficiencia Energética dentro de esa misma Comisión. Trabajó más de 25 años en sistemas energéticos y “posee amplio conocimiento en el establecimiento de programas de eficiencia energética en empresas e instituciones públicas y privadas del subsector eléctrico, petrolero, industrial, comercios y servicios”, según se informa en la página oficial.
En el 2024 le fue asignado un presupuesto de 103 millones 670 mil 601 pesos, de los cuales más del 60 por ciento (casi 68 millones de pesos) van destinados al rubro de “servicios personales”.
La remuneración mensual bruta, de conformidad al tabulador de sueldos y salarios, para el Director General, esto es, lo que ganaría Cuitláhuac García, es de 157 mil 978 pesos.
Para la realización de las tareas que le competen, el Director General se apoya en cinco Coordinaciones y una Unidad: una de evaluación, otra de diseño y análisis de políticas públicas. Hay una más encargada de la normatividad, otra en gestión, una más en fomento. La Unidad corresponde a administración y finanzas.
Está claro que esa no era la posición a la que aspiraba alguien que en su momento hizo circular la versión de que podría ser invitado a coordinar la campaña de “su amiga” Claudia Sheinbaum, que se promovió para las Secretarías de Gobernación, de Energía y de Educación, y hasta para la dirigencia nacional de su partido, Morena.
Está claro que no es la misma percepción la que tienen Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum sobre el desempeño del gobernador de Veracruz. El primero presiona para que le asigne un sitio a “su muchacho”, mientras que la segunda escarba en el gigantesco organigrama del gobierno federal para encontrarle una posición “en la que no haga mucho daño”.
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Epílogo.
A pesar de lo riguroso que suele ser el presidente López Obrador para exigir “pruebas” de los múltiples actos de corrupción que cometen sus colaboradores y hasta sus familiares, cuando él señala con su dedo flamígero a una persona, la sataniza sin el menor rubor… y sin pruebas. *** No todos se lo permiten. Este martes el presidente se refirió a “ese señor que sacaba escrituras de Rocío Nahle” (para nadie es un secreto que se refería al empresario Arturo Castagné) y soltó que “está metido” en la construcción de la famosa “Torre Centro” del puerto de Veracruz, aquella que el presidente siempre quiso echar por tierra, pero que el encargado de esa tarea -el gobernador Cuitláhuac García- nunca pudo hacerlo. *** No pasó mucho tiempo para que Arturo Castagné le respondiera: “como usted siempre solicita pruebas, si tiene pruebas de sus señalamientos exhíbalas y hágalas públicas; conmigo no es con habladas o mentiras que se entenderá, el ser Presidente no le da ningún derecho a mentir y difamar”. *** ¡Hay tiro!
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