Manuel Huerta pasó más de cinco años guardándose sus opiniones sobre el desempeño de Cuitláhuac García al frente del gobierno estatal.
Mientras fue delegado de los programas sociales del gobierno federal entendió que sus opiniones no eran bien recibidas por el equipo del gobernador, en especial por el secretario de Gobierno, Éric Cisneros, quien -incluso- emprendió una fuerte ofensiva mediática en su contra, por considerarlo “un potencial peligro” para sus intereses políticos.
Pero si algo caracterizó al hoy senador electo por Morena, fue su inagotable paciencia. Él estaba haciendo un trabajo que se le había encargado desde el gobierno federal y debía mantenerse al margen de las grillas locales, si aspiraba a avanzar en su carrera política.
Calló y esperó. Fortaleció sus lazos en la capital del país y extendió esa amplia red de servidores de la nación que se dedicaban a entregar los recursos de los programas sociales en todo el territorio estatal.
Esperó hasta que se dio la oportunidad para competir por la gubernatura. Dejó de lado los pleitos con la estructura estatal y se puso a trabajar en la construcción de su base electoral.
¿El resultado? Resultó ganador en el proceso interno y a pesar de ello cedió su lugar “por razones de género” a la hoy gobernadora electa Rocío Nahle.
Mario Delgado, el dirigente nacional de Morena, había prometido que los aspirantes “sacrificados” tendrían asegurada la primera fórmula para el Senado. Manuel Huerta se formó en la fila, pero al momento de inscribirse le dieron la noticia: vas de segunda fórmula.
Manuel Huerta no protestó. Les demostró a “sus jefes” que era capaz de disciplinarse y de trabajar por un proyecto que iba más allá de sus intereses personales.
El resultado ya se conoce: incluso desde la segunda fórmula Manuel Huerta fue capaz de imponerse en el proceso electoral y hoy sólo está en espera de que se cumplan los tiempos.
Mientras eso sucede, Manuel Huerta hoy sí se da la oportunidad de opinar sobre las circunstancias que vive Veracruz. Cuestiona el terrible estado de las carreteras de la entidad y sugiere que la mala calidad de su mantenimiento podría estar relacionada con actos de corrupción.
Critica a los que compitieron por cargos de elección popular y una vez que lo consiguieron aceptaron integrarse al gobierno (como el caso de su compañera Claudia Tello).
Durante la campaña, Manuel Huerta señaló de manera insistente a los Yunes de El Estero y nunca recibió respuesta. Hoy le recrimina “a quien corresponda”, que se hayan tardado tanto en procesar las denuncias en contra de los principales miembros de esa familia.
Reclama, también, que no se haya concretado la reforma que limita las facultades de la Fiscalía General del Estado (FGE) y fortalece a la Fiscalía Anticorrupción: “debió faltar consenso”, argumentó.
Alguien pone especial atención a los dichos del senador electo. Su voz va a resonar los próximos seis años. No lo pierda de vista.
* * *
Epílogo.
A propósito del fortalecimiento de la Fiscalía Anticorrupción, es oportuno mencionar que esa oficina ofrece muy malos números en lo que se refiere a eficiencia. *** Durante el 2023, la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción en Veracruz inició 902 investigaciones por casos de corrupción, de las cuales solo el 1.1 por ciento fueron judicializadas. *** Esa oficina formuló sólo 10 imputaciones y 12 vinculaciones a proceso, de las que obtuvo apenas cinco sentencias condenatorias. *** Diez investigaciones fueron judicializadas, en 32 se determinó “la facultad de abstenerse de investigar”; en otras 26 se aplicó el “no ejercicio de acción penal”; dos casos fueron archivados temporalmente; en 9 casos se dictó la suspensión condicional del proceso, 16 se encuentran en acumulación y en 39 se declaró “incompetencia”. *** Ojalá la reforma a ese organismo demuestre una verdadera intención de combatir la corrupción en Veracruz.
filivargas@gmail.com |