México atraviesa la peor crisis política que se registra en muchos años. ¿Qué más necesita el presidente para dimensionar el impacto negativo a su gobierno y a su partido con la aprobación de la reforma al poder judicial?
En la ante sala de la aprobación en la Cámara de Diputados de la reforma al poder judicial, el presidente de México parece no escuchar el reclamo no sólo de la potencia mundial de Estados Unidos y su aliado canadiense, los cuales ya expusieron su rechazo a la reforma y además pusieron en la mesa de negociaciones la bonanza de su unión comercial con México, advirtiendo también su preocupación por lo que adelantan que esta reforma planteada por Andrés Manuel, Lopez Obrador debilita la división de poderes y pone en riesgo la democracia del país. En ese sentido, aunque ambos países señalan que respetan la autonomía de México, ponen en duda que esta reforma sea benéfica para el país, así como también para la aplicación de la justicia y para la lucha contra el narco.
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Para el ejecutivo de México no parecen ser suficientes las marchas, las voces, los reclamos, el paro nacional de los trabajadores integrantes del poder judicial, jueces y magistrados, las cámaras empresariales de Estados Unidos, de Canadá y de nuestro propio país. A este punto, pareciera que nada detendrá la decisión que ya está tomada.
Aunado a ello, se sabe que diversos intelectuales de la oposición han realizado exhortos a los congresistas para frenar la reforma, argumentando que será retrógrada para la nación. Recientemente los estudiantes de derecho de la UNAM, la Ibero, e ITESO también se oponen a la reforma y por ende, convocan a una marcha este próximo 1 de septiembre. ¿Qué más hace falta para que el presidente de México magnifique que la reforma al poder judicial tendrá un costo muy alto para Morena y que de aprobarse, las consecuencias políticas para su gobierno y su partido serán catastróficas? ¿Cuál de sus asesores se atreverá a decirle a el presidente de México que su propuesta de Reforma llegó tarde, casi al final de su mandato? Y aunque Morena se apresure en su aprobación, el rechazo podría ser de dimensiones y consecuencias fatídicas si no da marcha atrás a la reforma planteada. |