El excanciller obtuvo la anuencia de su jefa siempre y cuando no dejara fuera a “la gente valiosa del movimiento”, y que además, se les aclarara a los “expertos neoliberales” que la contratación era exclusivamente para ese trabajo: la renegociación del T-MEC… y ya.
Y es que a veces, cuando se avecina una amenaza que podría generar consecuencias de cuidado para el país, (como el tema del tratado comercial de América del Norte), es válido y justificable juntar a gente de “universos” distintos por un fin común (algo como aglutinar a personajes de Marvel con los de DC para una misión única).
El equipo de Trump ya sabe que en la comitiva mexicana habrá gente que negoció aquel TLCAN con el gobierno de George Bush, y ante ello, preparan los argumentos para resaltar todo lo que ese antiguo tratado “no convino” a EU, “buscando llevar las aguas” hacia un acuerdo “mucho muy trumpista”, tanto para México como para Canadá.
Habiéndose resuelto el dilema de contratar o no perfiles neoliberales (y juntarlos con morenistas), para “enfrentar” la versión “reloaded” del T-MEC de Trump, el asunto radica ahora en llevarse al equipo más calificado de “salinistas” (o simplemente “conservadores”), para la gran renegociación.
Sobra decir que de la forma en que nuestro país quede parado en el próximo T-MEC (y los beneficios que ahí se obtengan), dependerán parte de las aspiraciones de Ebrard hacia el 2030.
Veremos qué ocurre.
X: @aaguirre_g |