Se ha mencionado en diversos foros y pareciera que se empeñan en confirmarlo: A los dirigentes de Morena (dirigentes formales o los que toman las decisiones) les gana la soberbia… y en el pecado, muchas veces, llevan la penitencia.
Para las elecciones municipales en Veracruz tienen una amplia ventaja; los más conservadores analistas le dan al menos 150 de los 212 ayuntamientos. Sin embargo, ellos están más preocupados por demostrar que la fuerza de la alianza oficial (Morena, Verde, PT) está en los guindas y, por lo tanto, con desdén deciden que sus “aliados” deben conformarse con las migajas.
El Partido del Trabajo fue el primero en recapacitar y decidió que, en este proceso, en el que no está en juego el registro del del partido, competirían, unidos, sí, en el proyecto de la llamada “cuarta transformación”, pero con sus propios candidatos.
“Fue un berrinche”, dijeron. “Querían más de lo que merecen por los votos que aportan”.
El Partido Verde, sin embargo, decidió aguantar y cosechar algo de que había despreciado el PT. Las negociaciones se dieron en buenos términos, con una amplísima mayoría de candidaturas para Morena y una sola condición de sus “aliados”: en los municipios que son cabeceras distritales, serán medidas las mejores propuestas de ambos partidos y, sin importar a quién le haya tocado postular, el aspirante más votado será candidato.
De acuerdo las dirigencias de los dos partidos, todo parecía caminar sobre rieles. Pero…
Llegaron los “vetos”.
“Fulanito no va, porque no nos representa”, o “mengano no tiene nuestro aval, porque en otros procesos operó en nuestra contra”.
Fue por eso por lo que se detuvo la presentación de los candidatos. Cada vez eran más los municipios “emproblemados” y no había forma de hacer entender a los emisarios de la gobernadora, de que se trataba de acuerdos ya definidos entre los liderazgos nacionales.
El caso más emblemático de estos diferendos es, sin duda, Tuxpan.
Como se acordó, los aspirantes de los dos partidos se midieron en una encuesta. La propuesta del Verde (Alberto Silva) le sacó más de 17 puntos de ventaja al mejor calificado de Morena. Al momento de entrar al tema de Tuxpan, en la Ciudad de México, el dirigente estatal de Morena, Esteban Ramírez Zepeta, se opuso a que fueran mostrados los resultados de la medición. Él tenía una instrucción de su jefa, la gobernadora Rocío Nahle: “cualquiera, menos Beto Silva”.
El Verde insistió, ofreció otros municipios a cambio de que Morena aceptara la postulación de Silva, pero sólo encontró un rotundo “no”.
Ya el periodista Ricardo Chúa narró cómo el senador Manuel Velasco acudió a Palacio Nacional a litigar ese tema, pero al final el resultado (hasta este miércoles, pues aún puede cambiar el escenario) es que cada partido, Morena y Verde, llevará a su propio candidato.
La propia medición de Morena anticipa lo que sucederá: Alberto Silva volverá a ser alcalde, con la ventaja de que no tendrá que ceder una sola posición a Morena, porque -al menos en Tuxpan- no son aliados.
No pierdan de vista ese municipio, que está considerado para ser el centro de un gran polo de desarrollo industrial.
El alto costo de la soberbia.
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Epílogo.
Luis Sardiña se presentó con el alcalde de Xalapa, Alberto Islas y le dio a conocer su decisión de renunciar al cargo de director de Protección Civil de Xalapa. No hubo ruptura alguna, ni alguna diferencia con sus superiores. Simplemente consideró que ya era momento de retirarse de esa encomienda. *** Ante lo irremediable, el alcalde dialogó con el equipo de colaboradores de, propio Sardiña, con el objetivo de encontrar, entre ellos, a alguien ya impuesto a la dinámica de esa área que pudiera ocupar el cargo. *** Alberto Islas se encontró con que ninguno quiso aceptar esa encomienda. “Es muy complicado, el titular no duerme, siempre está atento a lo que se pueda presentar; cuando no es un temblor, es un incendio, una inundación o vientos huracanados que ponen en peligro a la población”, le respondieron. *** ¿Alguien se anima? Es un trabajo difícil, sí, pero por sólo 10 meses.
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