Desde el café.
Bernardo Gutiérrez Parra.
 

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Que le hagan como le hacían los ladrones de antes
2025-07-03

A pesar de que es un cuento viejo y sabido, es necesario repetirlo para entender el contexto. Nomás por sus pistolas y al conque de que había mucha corrupción, el presidente López Obrador rompió groseramente con las farmacéuticas internacionales que abastecen de medicamentos a todos los países del planeta.


El tabasqueño pensó que comprar medicinas es como comprar aguacates en el mercado, donde si no te gustan los que venden en un puesto te vas a otro y listo. Y prometió que las medicinas se obtendrían por otros medios, con lo que México se ahorraría un titipuchal de millones de pesos que se ocuparían en combatir la pobreza.


Pero las medicinas no se pueden comprar así nomás como así. López Obrador las quiso adquirir en otros países y se topó con que cada uno tiene el stock justo para atender las necesidades de sus habitantes.


Algunos le vendieron sus escasos sobrantes a precio de escándalo y los tuvo que comprar. Pero esas medicinas no fueron suficientes para cubrir los problemas de salud de la ciudadanía, y nació el desabasto de medicamentos que creció creció y creció hasta convertirse en un agente de muerte que ha matado a miles de mexicanos.


Como paradoja, mientras más escaseaban las medicinas, más repetía el presidente que el desabasto pronto terminaría.


Cuando uno de sus colaboradores (hay quien dice que fue el entonces canciller Marcelo Ebrard), le aconsejó regresar al esquema anterior y seguir comprando las medicinas como lo hacían los gobiernos corruptos y ladrones de antes, lo bañó en improperios y poco faltó para que lo corriera. Uta, ¿dar su brazo a torcer ante las farmacéuticas a las que había acusado de lo peor y darle la razón a los bandidos del pasado? ¡Eso nunca!


Pero el desabasto continuó hasta volverse crónico y uno de sus graves problemas es que alteró el esquema de vacunación de los menores.


Con los gobiernos corruptos y ladrones, el esquema completo de vacunación lo recibían nueve de cada diez niñas y niños, mientras que con el honrado y honesto gobierno de la 4T lo reciben sólo tres de cada diez. De ahí que hayan aumentado los casos de poliomielitis que marcan a los menores para todos los días de su vida, así como los casos de sarampión, tosferina o viruela que estaban casi erradicados.


Sobradito de confianza, el presidente recurrió a la Oficina de Servicios para Proyectos de la ONU para que le resolviera el problema (ellos no son corruptos, son decentes y honrados). Pero la Oficina le dijo que para solucionar la bronca tendrían que comprar los medicamentos a las farmacéuticas “corruptas” y el plan fracasó.


Luego se le ocurrió lo de la mega farmacia y ya sabes lector lo que sucedió.


Claudia Sheinbaum se comprometió a resolver el desabasto en breve “quedará resuelto en junio”, dijo en febrero. Pero junio ya pasó y nada.


También prometió una entrega de medicamentos oncológicos para Veracruz que nomás no han llegado, por lo que la gobernadora Rocío Nahle entró al quite y los adquirió con recursos del gobierno estatal.


El secretario de Salud de la entidad, Valentín Herrera Alarcón, dijo que los medicamentos escasearon: “¿el motivo? eso sí no lo sé, pero la gobernadora hizo un plan muy bueno que fue hacer una compra consolidada desde Veracruz”, y agregó que el abasto de oncológicos es del 80 por ciento. Y sinceramente quiero creerle. 


Pero don Valentín se fue un poquito de la lengua al asegurar que la escasez de oncológicos no es privativa de Veracruz, sino que es nacional y mundial, solo que en este punto se equivocó. Ningún país del mundo (ni los pobrísimos de África Central a quienes abastece la ONU), tiene esos problemas por una sencilla razón: no están peleados a muerte con las farmacéuticas internacionales como lo está México.


La solución es sencilla: hacerle como le hacían los gobiernos corruptos y ladrones del PRI y el PAN y volver a comprar los medicamentos a las farmacéuticas que los producen, con lo que el desabasto terminará casi de la misma forma en que empezó.


Pero la medida tiene dos inconvenientes: encolerizará al señor de Palenque y México deberá pagar un dineral en millones de pesos que adeuda a esas farmacéuticas.


Mientras lo segundo no suceda, la falta de medicamentos continuará (con las consabidas muertes que conlleva), muy a pesar del discurso de la señora presidenta en el sentido de que la pesadilla del desabasto ya casi no es problema.


bernagup@gmail.com

 
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