Este día el rector Martín Aguilar está decidido a tomar posesión de una manera totalmente irregular, puesto que no medió la convocatoria abierta que la Junta debió haber hecho pública para que corriera el proceso legal de sucesión en la Rectoría que se debe repetir cada cuatro años. Para llegar a ese momento, la Rectoría y la Junta hicieron todo tipo de movimientos para convencer a la comunidad universitaria y a la opinión pública de que estaba bien todo lo que habían hecho mal.
Martín Aguilar será espurio a partir de que tome posesión como Rector en contra de todas las reglas y con argumentos falaces que se caen ante la evidencia real. Afirman él y la Junta -que son un mismo ente golpista- que se le otorga la prórroga porque ha sido un Rector magnífico, que ha llevado a grandes alturas a la UV y que docentes y alumnos lo idolatran por su carisma y su liderato sin igual.
Nada más falso para este gris funcionario que se ha dedicado en cuatro años a retrasar los programas educativos, de investigación y de vinculación con la sociedad, como lo demuestran los datos fidedignos que especialistas han mostrado fehacientemente.
Igualmente, los indicadores de calidad y cobertura están por los suelos y nuestra alma mater ha caído muchos lugares en la lista de las mejores instituciones de educación superior, donde reinó por muchos años.
Lo único cierto con el grupo de Martín Aguilar es la decisión con la que se empeñan en tomar por asalto a la UV, apoderarse de ella y su presupuesto, y dejar que continúe en caída libre.
No hará otra cosa el Rector espurio que hoy cree que empezará a reinar por cuatro años.
Pero ahí vienen las muchachas y los muchachos, junto con mucha gente de bien, para impedirlo.
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