Mucho ruido generó en medios de comunicación y redes sociales el descarado acarreo (ya no les interesa disimular, pues las órdenes son de “la jefa” y, por lo tanto, están blindados) para atiborrar el estadio de beisbol “Beto Ávila”, en Boca del Río, para recibir a la presidente Claudia Sheinbaum, a quien se le ocurrió hacer “informes itinerantes”.
Por supuesto que el derroche de recursos públicos y la ilegal práctica de la coacción a la burocracia estatal no se justifican, y este lunes la gobernadora Rocío Nahle tendría que asumir una postura al respecto. Lo menos que se espera es que instruya al Contralor General para que investigue y sancione.
Pero, aunque no se justifica, sí se explica esta desesperada medida del gobierno estatal para “mostrar músculo” ante la jefa de la nación.
Lo cierto es que esta es, quizá, la etapa más complicada entre Rocío Nahle y Claudia Sheinbaum.
La gobernadora de Veracruz no le dio mucha importancia a ese último lugar en el que, por segundo mes consecutivo la ubica la casa encuestadora “Demoscopia Digital”, en asociación con La Jornada, uno de los periódicos más identificados con la cuarta transformación.
Lo que sí le preocupó a Rocío Nahle es que en otra medición, presentada por Morena, el estado de Veracruz aparece en el puesto 21, de 32 entidades federativas, en lo que se refiere a la calificación al gobierno de la presidente. Mientras Guerrero aparece a la cabeza con un 84.1%, en Veracruz “apenas” alcanza el 76.3%.
No es, pues, momento de escatimar expresiones de “solidaridad” y de “respaldo” a la gestión de la jefa del Ejecutivo federal.
Menos, cuando los medios nacionales le han puesto especial atención a la acogida que le dan a la presidente en su recorrido por el país.
Este domingo, en su espacio llamado “Frentes Políticos”, el periódico Excélsior abre el texto apuntando: “La presidenta Claudia Sheinbaum inició su gira nacional con fuerza numérica, más de 150 mil asistentes en tres estados: Guanajuato, Aguascalientes y Zacatecas. Ayer continuó la novedosa rendición de cuentas con eventos masivos en Durango, Sonora y Nuevo León”.
No es momento, pues, de escatimar recursos. Los acarreos disfrazados de “expresión popular” forman parte de los ejercicios a los que convocaba de forma cotidiana el entonces presidente López Obrador. El juicio a expresidentes, la revocación de mandato y la campaña contra el Poder Judicial fueron algunos de estos ensayos que tenían como fin mantener aceitada la maquinaria electoral. En todos ellos, el acarreo fue la estrategia fundamental.
En los tiempos de Cuitláhuac García, el encargado de obligar a la burocracia a participar (tenían que ir y llevar a más gente, cubriendo sus gastos, o perdían el trabajo) era su primo, el subsecretario Eleazar Guerrero Pérez.
Pero como se comentó al inicio de este análisis: la relación entre la gobernadora y la presidente no está en su mejor momento. A Rocío Nahle le alcanza -“le guste o no”- el escándalo de corrupción en el que está involucrada la Secretaría de Marina.
La detención del vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna, sobrino político del exsecretario de Marina, el almirante José Rafael Ojeda Durán (el detenido es hijo de su cuñada) tiene que ver con una red de servidores públicos que en la pasada administración federal (la de López Obrador), se dedicaba al “huachicol fiscal”, esto es, al contrabando de combustible, justo cuando Rocío Nahle era la secretaria de Energía.
Si a eso se agrega la aparición en el gobierno estatal (aunque luego fue “borrado” de la nómina de SIOP) de Erick Alexandro Núñez Albarrán, ex titular de la Delegación de Auditoría Interna de Pemex y señalado de recibir sobornos por parte de los empresarios mexicanos Ramón Alexandro Rovirosa Martínez y Mario Alberto Ávila Lizárraga, nos encontramos con un escenario de corrupción que “salpica” a la gobernadora.
Para la fotografía, hubo expresiones de respaldo y sonrisas. Lejos de los reflectores, el trato ya no fue el mismo.
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Epílogo.
La obra ya fue asignada, ya se conoce cuánto costará; el problema es que “no hay dinero”. *** Este mes (el día 20) el estadio xalapeño “Heriberto Jara Corona” cumple cien años desde su construcción y los trabajos de remodelación no estarán a tiempo para conmemorar esa fecha como se merece. *** Los atletas xalapeños, que durante años han utilizado esas instalaciones para cumplir con su entrenamiento, ahora no tienen acceso porque se topan con maquinaria, con zonas derruidas, pero sin gente trabajando. *** No hay estadio, pero tampoco se trabaja para rehabilitarlo. “No hay dinero”, repiten las autoridades cuando son cuestionadas sobre esas ruinas. *** Ante la complicada situación que pasa el sector salud, son dignos de reconocimiento los esfuerzos que se realizan en la Clínica Xalapa del ISSSTE, que dirige el doctor Samuel Ferrer Palacios. *** En coordinación con el Jefe de Medicina Interna, el doctor Jorge Alfredo Cruz García, organizaron una jornada de atención gratuita a pacientes que requieren endoscopias y colonoscopias. El esfuerzo fue un éxito, pues 51 pacientes resultaron beneficiados y 82 procedimientos fueron realizados. ¡Bien!
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