Y para que sobreviva su teatro, Abraham está solicitando y necesita el apoyo de autoridades de todos los niveles y de la sociedad civil.
Qué buena oportunidad para que, por ejemplo, el alcalde Américo Zúñiga y el Ayuntamiento de Xalapa sigan con su rescate de la cultura; para que la Dirección de Cultura municipal -en donde labora una persona culta, amante en serio del teatro, gran conocedora- aproveche la oportunidad de apoyar una causa que le dará lustre a su actividad.
Qué gran oportunidad también para que las fundaciones que luego hacen algunos empresarios por esta vez se dediquen a un buen fin, al desarrollo de la cultura en nuestra culta ciudad, y no a tratar de crear simpatías populares que desemboquen en candidaturas electorales.
De buena fuente se sabe que el propio Secretario de Cultura del Gobierno de la República, Rafael Tovar y de Teresa-que conoce perfectamente y valora la trayectoria de Oceransky-, ha dado instrucciones de que se apoye al maestro con todo lo que se pueda para que pueda reubicar y mantener, aquí mismo en Xalapa, este singular foro teatral.
Pero la cultura es muy cara (es tan cara que solamente hay una cosa más onerosa en el mundo: la ignorancia) y los apoyos nunca sobran.
Así que tienen la palabra las autoridades locales, los hombres de empresa, las asociaciones civiles (¿y hasta políticas?), la Universidad Veracruzana y todos los que piensan que la cultura es indispensable para tener una vida mejor, y un pueblo digno y feliz.
Abraham Oceransky es uno de los grandes activos que puede presumir la Atenas Veracruzana. No lo dejemos solo. Ni a él ni al teatro, que tantos buenos momentos nos ha dado a lo largo de nuestra historia…
Y seguirá dándonos.
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