Prosa Aprisa.
Arturo Reyes Isidoro.
 

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En horas de emergencia, de Duarte ni sus luces
2016-08-08

Ayer domingo, el saldo por el paso de la tormenta tropical “Earl” por el estado era de once muertos, dos lesionados, un desaparecido, 15 ríos de respuesta rápida fuera de cauce, cerca de dos mil viviendas dañadas, 26 comunidades de 22 municipios afectadas incluyendo once poblados incomunicados, deslaves que bloquearon carreteras en el norte y en el sur de la entidad, caída de puentes y carreteras y caminos dañados.


Lo más doloroso, la pérdida de vidas humanas fue por deslaves que sepultaron tres viviendas (una en el municipio de Tequila –Sierra de Zongolica–, otra en el de Coscomatepec, y la tercera en Huayacocotla –Sierra del mismo nombre–; en La Perla un hombre fue arrastrado por las aguas), y los lesionados resultaron por el derrumbe de tres casas en Xalapa. Las familias damnificadas sumaban miles.


Hasta ayer domingo por la noche en la página oficial del Gobierno del Estado y en la sección Comunicados de la Coordinación General de Comunicación Social no había un solo boletín ni una sola fotografía que informara y que mostrara que el gobernador Javier Duarte de Ochoa y su esposa recorrían las zonas dañadas y había estado con los familiares de las víctimas para expresarles su solidaridad y ofrecerles todo el apoyo oficial.


Vamos, ni siquiera en el World Trade Center de Boca del Río, en la Casa Veracruz o en el Palacio de Gobierno había presidido alguna reunión con todo su gabinete y representantes de otras instituciones para evaluar la situación y actuar en consecuencia, luego de que el miércoles pasado instaló en Coatzacoalcos el Comité Estatal de Emergencias de Protección Civil.


En la misma página oficial tampoco se informaba que lo hubiera hecho cualquier otro funcionario Secretario de Despacho o de algún otro nivel, como tampoco las “oficinas de prensa” de los diputados locales o federales daban cuenta que algún “representante popular” (je je) siquiera por curiosidad hubiera ido a las zonas dañadas a ver qué pasaba.


Para más, ayer domingo el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, instruyó a la Dirección General de Protección Civil federal venir al estado para atender a las comunidades afectadas.


Hace seis años, casi por este mes, al menos para explotar su imagen mediáticamente en sus sueños por llegar a ser candidato presidencial del PRI, Fidel Herrera Beltrán se batía los pies entre el lodo y caminaba entre las aguas putrefactas de los pueblos inundados en aquel entonces, a consecuencia de lo cual hasta sabañones le salieron.


¿Qué otra cosa mejor que ir a estar con sus representados en horas de dolor tuvo que hacer Duarte para no haber asumido su papel de liderazgo y ponerse al frente de todo un aparato de emergencia, sobre el terreno de los hechos; para supervisar las acciones de auxilio y apoyo a la población?


Luego de todo lo que ha hecho (o no ha hecho) y dicho, para nada me extrañaría que saliera a decir que no lo hizo porque el Fiscal Bravo Contreras no le quiso prestar el helicóptero que le regaló; o que para él era más importante preparar la ampliación que dijo que va a hacer de la denuncia contra Miguel Ángel Yunes Linares.


¿O es que acaso prefirió ir a conocer en The Woodlands, las mansiones de Arturo Bermúdez que declaró que ignoraba que tenía? ¿O fue a visitar las que tienen allá colaboradores y ex colaboradores suyos y que seguramente le van a prestar para que pueda ir a jugar golf y sacarle jugo a la membresía que compró?


¿Y sus colaboradores, dónde estaban? ¿Viendo que las casitas de Woodlands tuvieran los cimientos firmes para que no se fueran a derrumbar como las de Xalapa, o de Coscomatepec o de Tequila?


Es reprobable, a todas luces, el desinterés, la indiferencia, la abulia, la apatía, la dejadez, el desgano, el valemadrismo que invade y caracteriza a los funcionarios prósperos y que en mala hora nos cayeron como autoridades estatales.


¿Se sentirán contentos, no tendrán arrepentimiento, no estarán avergonzados; para decirlo más llanamente, no tendrán tantita madre de no dolerse, aunque fuera hipócritamente, por la desgracia de los pobres a quienes les pudo haber ido mejor si les hubieran hecho obras y dotado de servicios que los pusieran a salvo en horas de emergencia, con todo el dinero que se robaron?


¿Es que acaso estaban en The Woodlands descorchando las botellas de cognac, de fino whisky, de vinos franceses, españoles o italianos para celebrar el éxito de la prosperidad a la hora en que humildes familias quedaban sepultadas bajo el lodo, o se venían abajo casas y lesionaban a sus moradores, o se quedaban sin enseres ni animales domésticos a causa de las inundaciones miles y miles?


Pero nadie, ni el jefe ni sus cómplices, perdón, ni sus colaboradores. En una de esas, la desgracia la conocieron a través de la televisión mientras saboreaban y deglutían finos canapés hechos por la servidumbre que pagan en dólares y alzaban sus copas con el clásico ¡salud! Que les aproveche.


Anoche ya tenía redactaba la columna lista para despacharla cuando me llegó el boletín del Gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, con una foto que me recordó a Fidel hace seis años: se ve en medio del agua, en Tlalixcoyan, en La Mixtequilla, en la carretera o en una de las calles inundadas jalando una lancha, y en su nota se informa que recorrió comunidades de ese municipio y que se comprometió con los damnificados a que gestionará el pago de los daños y que una vez que hayan bajado los niveles del agua se llevará a cabo una campaña de fumigación para evitar plagas que causen daños a la salud.


En medio de este escenario, del abandono total del pueblo por parte de los funcionarios del Gobierno del Estado, de las denuncias por corrupción e impunidad, del tsunami de inseguridad que nos ahoga, de la falta de obras de servicio público, de una estratósferica deuda en las finanzas estatales, del impago a provedores y prestadores de servicio, a la Universidad Veracruzana y pensionados y jubilados, llega al estado el próximo jueves el presidente Peña Nieto, si es que de última hora mejor prefiere no hacerlo para no escuchar el clamor general que pide aplicación de la ley, castigo, recuperación de lo robado y el rescate de Veracruz.


(El Presidente abanderará una patrulla costera en el muelle turístico de Veracruz y luego inaugurará la biblioteca virtual de la Escuela Naval Militar de Antón Lizardo donde presidirá también la ceremonia de graduación de la generación 2011-2016.)


Nuestra capacidad de asombro no se agota, el escándalo por las denuncias de corrupción no disminuye en los grandes titulares de la prensa nacional a internacional, pero no vemos una acción legal concreta contra nadie y ya hasta se duda que se actúe contra alguien. 


Quienes quieren justificar lo injustificable acusan que los tribunales mediático y social –éste a través de las redes sociales– ya declararon culpables y sentenciaron. Pero es que al pueblo es lo único que le queda ante el imperio de impunidad solapado por los gobiernos priistas ahora en el poder.


Creo que todavía hace falta otro tribunal que se pronuncie: el ciudadano, el de los electores, en las casillas en 2017 y luego en 2018. Si no vemos castigo contra todos los depredadores que han herido casi de muerte a Veracruz, con todas las agravantes, y aun habiéndolo, nunca más volvamos a votar por uno solo de ellos. No merecen más que la condena y el repudio general. 


¿O acaso usted les creerá cuando tengan el cinismo de volver a solicitar el voto dizque para servir al pueblo y a Veracruz?


Américo, ejemplarmente, con damnificados


Quien sí estuvo a la altura de su responsabilidad fue el alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, quien el sábado, tan pronto ocurrieron deslaves que dañaron viviendas y calles, se fue a recorrer las colonias afectadas y a estar con los damnificados, así como para dictar medidas sobre la marcha para auxiliarlos.


Otro alcalde que también se comportó a la altura de su deber fue el del puerto de Veracruz, Ramón Poo Gil, pues antes, durante y después del paso de la tormenta tropical tomó medidas preventivas, vio que se auxiliara oportunamente a quien lo necesitara y, por ejemplo, visitó el Fraccionamiento Floresta, que esta vez no sufrió anegaciones de consideración como en el pasado. E igual cumplieron los alcaldes de otros municipios del estado.

 
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