Dicen los conocedores de la cultura mexicana, que el habitante de estas tierras es propenso a contar mediante historias fantásticas, las versiones de hechos o acciones que ocurrieron en otro tiempo, pero que trasladados dentro del imaginario a la realidad actual de Veracruz, caen como anillo al dedo.
Resulta que cuenta la historia que hace 300 años existió una muchacha llamada “Jesusa” de la época colonial, cuyas obligaciones eran ir al mercado por los suministros para la comida del diario de sus patrones. Se dice que “Chuchita” era una alcohólica y que un día decidió ir a beberse todo el dinero que le habían dado los patrones para la comida; pero existe una segunda versión que la describe como una persona bondadosa de buen corazón, que disfrutaba de ayudar a los más necesitados y ese día decidió dar todo el dinero de la comida a alguien mucho más necesitado.
En cualquiera de las dos versiones se argumenta que llegó a casa de los patrones sin dinero, y como excusa les dijo que la habían “bolseado“, un término utilizado en la época para referir que la habían asaltado y que le habían robado el dinero. La primera vez no hubo problema, pero la situación siguió sucediendo repetidas veces hasta que decidieron no mandarla más por la comida.
Así que se hizo costumbre y cada que un empleado les intentará decir alguna mentira ellos respondían, ¿Ahora qué pasó? y no me salgas con que: “A Chuchita la bolsearon“, y desde entonces la frase se utiliza para refutar una mentira, convirtiéndose en dicho popular.
De igual modo, el auditor General del Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS) del Estado de Veracruz, Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, resultó emulo de “Chuchita” pues de la noche a la mañana se le extravío el dinero de los veracruzanos.
El resultado de la cuenta pública 2015, es la evidencia de que en Veracruz el descaró, el encubrimiento, el robo, el saqueo, el atraco y más son pocos para confirmar la pésima administración y pero manejo financiero de la administración Duartista, misma que contó con la encubridora sumisión de los legisladores y del propio titular del ORFIS, quien hoy señala, pero no actuó jamás como contrapeso, que denunciara hasta sus últimas consecuencias el saqueo indiscriminado al que sometieron a la entidad.
Reconocer que la deuda pública reconocida al 31 de diciembre del 2015 es por más de 63 mil millones de pesos, suena a mentada de madre y burla, conocer que el saldo de la deuda pública de Veracruz contraída con instituciones bancarias es de 48 mil 183.5 millones de pesos, el saldo del pasivo circulante es de 12 mil 500 millones de pesos y el saldo de la deuda pública de los municipios es de 3 mil 902 millones de pesos, saber que quienes han sido observados cuentan con 45 días para comprobar, faltando escasos 57 días para la conclusión del mandato, deja en el aire, esa sensación de asco que deja un amargo coraje, o pena.
En los hechos, la realidad, es más lastimosa sabedores, que quienes hoy acusan, no hicieron absolutamente nada para remediar la crisis que enfrenta la entidad durante el tiempo que actuaron de comparsa.
Esperemos que el presidente Peña Nieto, aun con su lastimosa carga de descredito, marque un precedente y ponga un escarmiento a este saqueo indebido y desproporcionado que ha sufrido Veracruz.
Al tiempo.
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