En total, de acuerdo con el dictamen del ORFIS, son 131 contratos los que tres dependencias y una entidad del gobierno veracruzano dieron este grupo de compañías que no existen en sus domicilios fiscales y cuyos accionistas tampoco son empresarios.
El monto total de dichos contratos asciende a casi 950 millones de pesos provenientes de las arcas locales.
Entre el 24 y el 26 de mayo Animal Político publicó un reportaje dividido en tres partes en donde se evidenció que el gobierno estatal dio 73 contratos a una red de compañías inexistentes.
Hoy se sabe que fueron más de 130; dichas empresas no existen en sus domicilios fiscales y sus accionistas no son empresarios sino personas de bajos recursos.
Las dependencias involucradas no entregaron documentos que confirmaran que los insumos comprados fueran entregados a la población.
Las investigaciones que distintas instancias llevan a cabo por este caso están relacionadas con varios tipos de ilícitos.
En el caso de las empresas que son personas morales, el SAT identificó posibles delitos del tipo fiscal que van desde la no localización del domicilio fiscal, hasta declaraciones de impuestos que no corresponden con los ingresos facturados. Esto derivó en 32 averiguaciones previas iniciadas por la Procuraduría General de la República (PGR).
Producto de esas averiguaciones la PGR obtuvo de un juez una primera orden de aprehensión en contra de una persona cuya identidad no se ha revelado, mientras que hay dos procesos ya iniciados ante jueces federales.
De forma paralela el SAT dio un plazo a 30 compañías involucradas y una persona física para entregar documentos que avalen su existencia y operaciones, lo que no ocurrió. Producto de ello se presentará una nueva denuncia penal en PGR contra las dependencias involucradas de Veracruz que avalaron facturas que amparan operaciones inexistentes.
La denuncia interpuesta por el ORFIS en la Fiscalía de Veracruz es por posible desvío de recursos y hechos de corrupción contra los funcionarios que resulten responsables. Ese expediente continúa en integración.
Como se recordará los llamados Papeles de Panamá constituyen la filtración documental más grande y de mayor alcance de la historia, mayor incluso que Wikilekes porque aquí son documentos exclusivamente sobre lavado de dinero.
En el libro que resulta muy interesante y de amena lectura, su autor narra que todo empezó una noche con un mensaje anónimo: «Hola. ¿Te interesaría recibir más datos?». Pronto, Bastian Obermayer, periodista de investigación del Süddeutsche Zeitung, y su colega Frederik Obermaier, se dieron cuenta de que estaban ante los datos de miles de empresas offshore, una ventana hacia un mundo paralelo completamente hermético en el que se gestionaban y escondían miles de millones que buscaban el dorado calificativo de «libres de impuestos».
Dinero de grandes empresas, de primeros ministros europeos y de varios dictadores, jeques, emires, reyes y amigos de reyes, la mafia, traficantes y capos de la droga, agentes secretos, directivos de la FIFA, aristócratas, futbolistas estrella, famosos y, en resumen, gente con muchas posibilidades.
Este libro es la historia de esta extraordinaria investigación periodística internacional que desvela cómo escondían sus fortunas una pequeña élite de personajes supuestamente incuestionables, pero, como se está revelando, dignos de toda sospecha.
Al igual que con los Papeles de Panamá, aquí en el terruño con las empresas fantasmas del Duartismo, podremos empezar a conocer parte del desvío de recursos y actos de corrupción de toda una red de funcionarios que operaban para saquear las arcas oficiales.
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