Luego entonces, se duda que el gobernador electo no supiera el estado en que iba a recibir la entidad, a sabiendas de los desvíos y desfalcos en el erario de Veracruz.
Incluso su cantaleta de campaña (a la par de la paralela contra Javier Duarte) fue precisamente la de “Rescatar a Veracruz”.
Podemos pensar que el cálculo del proyecto familiar de Yunes Linares en ese sentido ya tiene una falla: el de pensar que más que rescatar a Veracruz, quiere que le entreguen un estado ya rescatado y sin broncas. Que la idea de perpetuarse e inaugurar una nueva etapa de cacicazgo familiar en el estado se puede ver truncado porque sencillamente no tendrá recursos para operar durante los dos años que le tocan de gobierno.
Lo anterior lo dijo de manera puntual el secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade Kuribreña: no va a haber un rescate financiero para Veracruz, no se contempla. Otra línea contundente es que ya marcó la pauta de que los municipios afectados deberán ser atendidos por el gobernador entrante.
Pero, se reitera, Yunes Linares sabía en lo que se estaba metiendo y no puede fingir demencia de la crisis en el estado al que aspiraba a gobernar.
Hoy Yunes Linares tampoco puede exigir que le entreguen un estado saneado, sin deudas, porque él mismo sabía del gran boquete y la falta de recursos que había en Veracruz.
Imagine usted a una berrinchuda reina de Carnaval, de esas que anhelan con la fama, con subir al carro alegórico para saludar a la gente por las calles para enviarles sonrisas, besos y aplausos. La reina busca salir en la portada del diario del pueblo, ser entrevistada por la televisora local; fotógrafos, redes sociales, todas la admiran y quieren: se codea con el alcalde, con el gobernador, con los empresarios, con los mirreyes que la chulean y se la comen con los ojos. Pero antes de todo eso, le dicen que tiene que pedir varo, salir a la calle a “botear”, meterle lana; luego de ganar, también que cumplir con compromisos con patrocinadores, pagar gastos, comprarse vestidos, maquillaje nuevo e invertirle mucho. Entonces la reina se disgusta, hace pataleta, chantajea, hace berrinche y demás lindezas. Ya no le gustó ser la soberana del Carnaval.
En medio de este berrinche, el gobernador electo ha movilizado alcaldes del PAN y PRD a Xalapa para tomar Palacio de Gobierno, entre los que se encuentra su propio hijo Miguel Ángel Yunes Márquez, alcalde de Boca del Río --otro ansia del protagonismo-- quien ha radicalizado innecesariamente lo que era una manifestación justa.
El discurso y manejo violento de los Yunes ha quedado evidenciado: ahí están los videos de Yunes Márquez insultando, los ex policías que llegaron como grupo de choque y los empleados de Boca del Río con sus camisas azules que custodian los alrededores del Palacio de Gobierno.
Lo que sí hay que destacar es que Xalapa no es el estado de Veracruz. La entidad es tan inmensa, que mientras Yunes juega al estratega de guerra tomando inmuebles, el resto de la entidad sigue trabajando, con sus conflictos naturales y sus actividades productivas diarias.
Todo el teatro de los Yunes Linares sólo está ocurriendo en Xalapa, desde donde operan sus huestes para sobredimensionar el interés del morbo nacional.
Será interesante ahora saber si los alcaldes en Palacio de Gobierno le seguirán haciendo el caldo gordo a los intereses de Yunes Linares, pues las declaraciones de Meade por la mañana fueron claras y contundentes: la situación financiera de Veracruz será responsabilidad del nuevo gobernador.
CHIQUIYUNES EXTRAÑA AL “SAGRADO” TÍO FIDE
Por cierto que Miguel Ángel Yunes Márquez expresó ante el periodista Óscar Mario Beteta que cuando Fidel Herrera Beltrán, gobernador de Veracruz, los recursos para municipios eran sagrados y siempre llegaban a tiempo. Ternurita. |