La instrucción viene directamente de Los Pinos y Bucareli: hacer hasta lo imposible por capturar a Javier Duarte antes de que concluya el año. El que Guillermo Padrés se haya entregado le quitó a la Federación el gran acierto de atraparlo ante la opinión pública. La orden es agarrar al de Veracruz pronto y exhibirlo como se hizo con El Chapo, a ese grado.
Presidencia y Gobernación no toleran la idea ciudadana respecto a que le dieron margen para escapar, o bien, que por temor a "cosas" comprometedoras que Javier Duarte pudiera decir, no actuaron a tiempo. El asunto ha afectado la imagen de Enrique Peña Nieto. La premura por atraparlo es prácticamente igual que en su momento con Joaquín Guzmán Loera, así, de ese tamaño.
Me informan: la estrategia es dar con Javier Duarte antes de que sus abogados le instruyan entregarse. Las luces rojas se prendieron en la PGR con la carta que el prófugo de la justicia envío al Congreso veracruzano. Saben que la misiva es real y efectivamente fue firmada por el Gobernador con licencia.
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De acuerdo a la ley en Veracruz, por muy ofensivo que parezca, a Javier Duarte le basta con notificar al Congreso que ya no requiere la licencia para regresar como Gobernador por los días que resten. El movimiento está hecho. El documento se entregó. En esencia sería otra vez Ejecutivo, y el Interino, Flavino Ríos, ya no, aunque siga despachando como tal. ¿Será? Qué difuso caso.
Lo que con su carta buscó Duarte recuperar no fue la Gubernatura, esa ya no le interesa, pero sí el fuero que el cargo le da por al menos 15 días, lo cual significa dos cosas: o piensa salir a la luz pública pronto, o de plano, ya siente a las autoridades cerca de su paradero; por eso hay alertas en la PGR.
En sentido estricto, de acuerdo a las leyes veracruzanas, Javier Duarte tendría fuero desde el pasado lunes, cuando le avisó al Congreso que ya no era necesaria su licencia al cargo, aunque el propio legislativo haya archivado el documento y exigido, de inmediato al cordobés, ratificar su solicitud de manera presencial.
Desde el momento en que la PGR puso los 15 millones de pesos como precio a la cabeza de Duarte, terminó de etiquetarlo como un auténtico delincuente, al lado de narcotraficantes y otros tantos que han hecho daño al país.
La misión para la PGR es, entonces, por indicación expresa, dar con el paradero de Javier Duarte antes de que decida entregarse, lo cual, después del episodio epistolar ocurrido en el Congreso, podría ocurrir pronto.
Me dicen que la PGR está muy cerca de él, de ahí que los abogados del prófugo le hayan empujaron a intentar recuperar el fuero. La instrucción es contundente: que Javier Duarte celebre el año nuevo en algún reclusorio mexicano. |