Con el IVEC se inicia un intento por recuperar esa tradición cultural que tanto prestigio dio a Veracruz. Pero sólo dos o tres directores de este Instituto han realizado una labor que se pueda considerar trascendente.
Por la dirección del IVEC han pasado desde académicos, políticos, promotores culturales y hasta borrachos de marca. Ninguno, por su estulticia, ambición, negligencia, ebriedad o desidia pudo crear una política cultural que echara raíces; una política cultural que fuera la base para que las siguientes administraciones continuaran con la labor de un estado pleno de riqueza cultural.
El IVEC terminó convirtiéndose en una simple oficina burocrática. Para colmo a Javier Duarte se le ocurrió que el IVEC debería ser una dirección de la Secretaría de Turismo. ¡Una de sus más grandes pendejadas! A partir de ese momento el IVEC fue un apéndice de una Secretaría que no tenía ni la menor idea de para qué servía la cultura.
Y es que durante los tres últimos sexenios la cultura, la verdadera cultura, esa que tiene como propósito mostrar el verdadero rostro del pueblo veracruzano dejó de importar. Los directores y subdirectores se conformaron con esperar su quincena y realizar negocios mínimos y deleznables que permiten ver la baja ralea en la que se criaron.
La cultura en Veracruz merece un mejor destino. Sin embargo en el equipo de transición del gobernador Yunes Linares no encontramos a personas que tengan el perfil que se requiere para sacar adelante al IVEC; para recuperar la dignidad cultural de nuestro estado.
Nos hubiera gustado ver en ese equipo de transición a gente como Lourdes Hernández Quiñones, quizá la persona que más sabe del manejo institucional de la cultura en nuestro estado. Si bien es cierto ella ha estado en diferentes etapas de la administración del IVEC, los directores que le tocaron no fueron lo suficientemente audaces como para implementar las propuestas culturales que ella desarrollaba.
Lo que sí vemos es el rostro de mujeres que participaron de la corrupción con Leticia Perlasca Núñez: Clara Remes y Dinorah de Brasdefer. Ellas por supuesto que vieron la manera como la señora se conducía, la manera como hacía sus negocios turbios con su pareja sentimental. Ahora vienen otra vez, creyendo que todo será como antes. Lo que no saben es que este gobierno requiere de sacrificio y voluntad.
Pero bien se puede prescindir nuevamente de la cultura, después de todo los que vivimos de la cultura hemos aprendido a sacar adelante proyectos independientes. La cultura en Veracruz no se va a detener porque un instituto sea conducido por mediocres, la cultura es más que un director, más que un edificio, más que un gobierno. La cultura es el rostro que mostramos a los demás y que nos identifica como veracruzanos.
Armando Ortiz aortiz52@hotmail.com
|