¡Y le apostó!
Sin embargo, argumentos varios obligaron al replanteamiento federal de llevarlo a prisión, cuando ya prófugo Duarte le hizo llegar al responsable de la política interior copia de los expedientes y videos en su poder que incriminaban a medio mundo, al mundo de Peña Nieto.
No dejar llegar a la cárcel a Duarte y protegerlo sería la decisión final ante el riesgo, este sí, de cimbrar a México con videos reveladores.
Uno de ellos la entrega de más de 2 mil millones de pesos, delación que hace pública en mayo del 2016 el propio ex presidente Felipe Calderón. La maleta la recibe en Toluca el staff de Luis Videgaray de parte de enviados de Vicente Benítez. La otra parte sería vía transferencias electrónicas.
En específico el ex presidente Calderón revela que el gobierno de Duarte “sacó 2 mil 993 millones de pesos de una cuenta de siete mil millones de pesos depositados en un banco de Santander”.
Otro video en poder de Duarte da cuenta de importantes entregas de dinero a la gente de Videgaray –ya siendo secretario de Hacienda- para la organización de los Juegos Centroamericanos.
Se trata de una empresa de seguridad que supuestamente dio los servicios por un costo de 900 millones de pesos. Es un negocio donde hay intereses del secretario de Hacienda, quien al verse amenazado el año pasado por el propio Duarte, es que le ordena al titular del SAT, Aristóteles Núñez, revele el candente asunto de las empresas fantasma.
En otros videos se observa la entrega de dinero a los enviados de gobernadores y aspirantes –Oaxaca, Aguascalientes y Chiapas- para empujar al PRI en sus respectivas plazas.
Hay otro video, el que registra una prolongada charla llena de brindis en Casa Veracruz entre el gobernador Javier Duarte y Miguel Angel Yunes Linares, al inicio de su sexenio que dio lugar a importantes acuerdos incluido el destino de la presidencia municipal en favor de Miguel Angel Yunes Márquez.
Una videograbación más, revela una importante entrega de dinero directa de Duarte para la campaña de Héctor Yunes Landa, que nunca se aplicó para la operación electoral.
De esto último, Duarte le entregó a Flavino Ríos una copia que hizo llegar a personeros del gobernador Yunes Linares como herramienta de negociación y para incriminar a Héctor Yunes Landa. Una traición a cambio de nada.
Javier Duarte de Ochoa desde el arranque de su mandato, siempre supo que estaba hasta el cuello por las repetidas disposiciones de dinero que le ordenaba Fidel Herrera. Era cómplice.
Como responsable de las finanzas públicas hizo y deshizo por mandato del jefe. Le permitió incluso a Fidel disponer en lo particular de 10 mil millones de pesos, último préstamo de su mandato.
Fue ahí cuando observó que heredaba una deuda de 21 mil 300 millones de pesos, imposibles de saldar de cara a débitos por más 26 mil millones de pesos a un mundo de gente que tocaba las puertas del pago de manera amenazante.
Las finanzas del gobierno de Fidel las manejaba Fidel y su operador era Javier, así que desde el arranque de su mandato empezó a tejer el entramado de cómo protegerse enlodando a todos, comprando conciencias, haciendo millonarios a los dueños de los periódicos –no todos- y resolviendo los problemas de su mejor amigo, su aliado, Enrique Peña Nieto.
Poco importó a Duarte servir a su pueblo; llevarle obras, fomentar el empleo, procurar por la salud pública o atentar o pretender atemperar al crimen organizado que había dejado pasar a Veracruz, Fidel.
Así fue como desde el principio se empezó a preparar, a fincar escenarios; consolidar amarres; derivar el saqueo a través de terceras personas; comprar y volver a comprar propiedades por todos lados.
Así fue como juntó 35 mil millones de pesos, revela el gobierno de Yunes Linares.
Duarte, desde el arranque de su gestión, se acercó y así se mantuvo pegadito a la Marina, Armada de México, la cual apoyaba de manera sustantiva mes con mes. En sus intestinos estaban y están sus contactos, que son los mismos que hoy día le dan el pitazo cada vez que se va a proceder a un operativo de localización y captura de parte de la PGR.
Duarte huye en la víspera. No deja huella. Solo deja restos de dinero y equipo de comunicación de alta tecnología. Son pistas que no llevan a nada. Es más, del mismo dinero que se confisca no da cuenta la autoridad. Parecieran pagos en abonos.
Siempre lleva un teléfono que no es rastreable.
Se comunica con su contacto de la Secretaría de Gobernación. Desde ahí, por esa fuente, obtiene información y la actualización de su situación política.
El titular Miguel Angel Osorio, consecuentemente está al tanto de donde está y hacia dónde se mueve el prófugo. Es más, en los círculos políticos se entiende que a una orden del presidente Duarte sería aprehendido y presentado.
La información que complementa esta reseña la deriva la propia gente de Duarte. Solo con uno tiene comunicación.
También se comunica con sus abogados. Se actualiza. Les envía información, una información que almacenó a lo largo del sexenio en donde tiene documentado todo lo que gastó, como lo gastó y a quien lo entregó.
El mismo dice que no hay por donde lo enchiqueren. No dejó huellas.
Ya incluso hubo un principio de acuerdo de entregarse y quedar libre por la vía del amparo para llevar su juicio en libertad. La oposición partidista, sin embargo, se opuso.
Otro arreglo habla de ser enjuiciado por delitos menores, compurgar una pena en prisión de cinco años, a los dos años y medio quedar libre por “buena conducta” en el marco de un cambio de gobierno y el olvido mismo.
Son escenarios que previó Duarte quien a lo largo de su sexenio se preparó, se documentó y estudió lo jurídico, consultó lo político y se protegió con tales cantidades de dinero que tiene en bancos y en efectivo que sin problemas dispara cañonazos de millones de pesos con un solo clic desde su computadora encriptada.
Sus movimientos desde que se fugó son monitoreados. Es más, se le tiene en resguardo –lo esconden- cuando la presión policiaca lo cerca. Y para sus evasiones de siempre tuvo claro lo fundamental de su aspecto físico.
Por ello bajó 34 kilogramos, se hizo una cirugía plástica que le cambio el rostro, luce a rape, no trae anteojos y su vestimenta es tan casual que lo hace irreconocible.
Normalmente no sale a lugares públicos ni en compañía de su esposa y dispone de un sin fin de casas de seguridad, escondites y casas en diversas colonias de la ciudad de México –en Santa Fe- y otros países.
¿Qué se va a entregar?
Eso lo decidirá el presidente, quien estima que probablemente no hará daño hacia finales de su mandato.
Aquí el único temor de la familia de Duarte es que sea asesinado antes por saber demasiado.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |