Ruizcortinadas.
Gustavo Adolfo Iram Ávila Maldonado.
 

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La Tregua
2017-02-20

Los días iban pasando, Álvaro la visitaba un día a la semana, se la pasaban platicando, Gaby tenía siempre tema, o iban a visitar a su hermana, su sobrino tenía una bebe y a Gaby le encantaba estar con la bebe,  un día decidieron ir a la feria del pueblo, Gaby se engalanó con su vestido favorito y se dirigieron a la Feria, Álvaro solo una vez se había subido a la rueda de la fortuna, pero para complacer a Gaby compró dos boletos, él siempre se había mareado en ese tipo de juegos. Lla última vez se había subido porque una chica que le gustaba a Alvarito le preguntó si se quería subir con ella, y él por supuesto aceptó, pero cuando estaban en lo más alto, ella empezó a balancear la silla y él se vomito bañándola por completo, siempre había dicho que no tenía caso pagar para sufrir. Afortunadamente sobrevivió esta ocasión, entraron a la Casa de los espejos, luego fueron al tiro al blanco, entraron a ver a la Mujer barbuda, y a la mujer que se transformó en araña por haber desobedecido a sus padres, finalmente decidieron ir a tomarse un refresco a la Carpa Central, al entrar estaba todo animado, la mayoría de las mesas estaban ocupadas, había un vaquero que hacía suertes con la mangana, y a este se le hizo fácil lazar a Gaby y cuando se disponía a jalarla hacia el escenario, Álvaro ya había cortado el lazo con su navaja, el vaquero le increpó: " Órale pinche viejo, ¿porque arruina mi espectáculo ?" , Ella no forma parte de tu espectáculo- le contestó Álvaro con voz tranquila.


El vaquero se le lanzó furioso en su contra, pero Álvaro evitó la embestida y lo lanzó sobre una mesa que quedó hecha añicos, el vaquero se levantó con dificultad y tomó una botella rota y se lanzó nuevamente contra Álvaro;  este, que había practicado en su juventud lucha grecorromana evitó fácilmente el ataque y lo recibió con una patada en algún lugar que hizo al vaquero retorcerse de dolor.  Álvaro levantó el sombrero del vaquero y se lo colocó sobre la cabeza al contrincante que permanecía tirado en el centro de la pista, tomó  la mano de Gaby que estaba asustada y salieron del lugar. Gaby confirmó que Álvaro era un hombre con el que se sentía segura, se apretó junto al cuerpo de él y se perdieron en las calles del pueblo.


Gaby desde hacía tiempo sufría fuertes dolores de cabeza, tomaba pastillas para el dolor pero este regresaba con más intensidad. Gaby se lo comentó, le dijo que necesitaba que un doctor la examinará, Álvaro recordó que un amigo de los Lagartones tenía una sobrina psicóloga, le llamaron y concertaron la cita, el día que acudieron la doctora: le mandó hacer unos estudios y el que los fue a recoger a los pocos días fue Álvaro. ¿Usted es familiar? - le preguntó el doctor que le entregó los estudios- Soy su tío, - le mintió Álvaro- siéntese por favor, le dijo el médico, necesito que me escuche con atención, su sobrina tiene un tumor en el cerebro. Álvaro se quedó helado - ¿se puede operar? - fue lo único que se le ocurrió preguntar- Por el lugar en donde se encuentra solo tenemos un diez por ciento de que sobreviva a la operación, es una zona muy delicada. Álvaro se quedó silencioso y el doctor respeto ese silencio, después de un momento Álvaro recuperó la voz: Y si no se opera, qué pasa - preguntó Álvaro angustiado- puede sobrevivir sin molestias un buen tiempo. Respondió con voz apenas audible el doctor.  ¿Cuánto? -le inquirió  con un hilo de voz- No  sé - dijo el galeno- un año o dos. Necesito en unos tres o cuatro meses, tomar otro encefalograma para ver cómo ha evolucionado el tumor, entonces podríamos analizar si es posible una cirugía, debe advertirle que la operación sería sumamente costosa.


Álvaro salió del laboratorio con las placas apretadas contra su cuerpo, y camino por las calles de Xalapa como un sonámbulo, no era posible que se repitiera el final de la novela de Benedetti, algo tenía que hacer, pero solo un milagro podría suceder. Álvaro buscó un templo, cuando al fin encontró uno, entro para orar en silencio.


(Continuará)


 

 
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