A propósito del tan socorrido tema de la “percepción”, hay algunas que privan en gran parte de la sociedad mexicana y tienen que ver con los políticos: Si un político es detenido por cualquier autoridad, de inmediato se genera la “percepción” de que se trata de un político corrupto torpe, pues existe la “percepción” de que todos los políticos son corruptos, pero algunos son más listos que otros.
Si ese mismo político consigue la libertad a las pocas horas o los pocos días de haber sido capturado, la sociedad no asume que fue liberado porque era inocente, sino porque era “más listo” que las autoridades que procedieron en su contra.
Nadie espera que se concluya el juicio para emitir una opinión sobre el tema, si está en la cárcel, es culpable, si logra salir, es porque tiene muy buenos abogados.
El propio gobernador Miguel Ángel Yunes Linares tiende a incurrir en esos gazapos. Apenas la semana pasada, para ilustrar “lo mal que estaba Veracruz” en materia de seguridad antes de su llegada, mencionó -como ejemplo- que el ex secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, está en prisión.
No comentó en ningún momento que Bermúdez está sujeto a un proceso y que no se ha definido si es culpable o no. Para él, el simple hecho de que esté en la cárcel es testimonio fiel de que es un delincuente.
Otro tema de percepción: Si tienes antecedentes penales, serás delincuente toda tu vida y no tienes derecho a ser protegido por el sistema, al que ya en alguna ocasión le fallaste.
En la misma conferencia de prensa de la semana pasada Yunes Linares presumía que ya no se habían registrado más secuestros en la entidad (lo cual, por cierto, es falso), y se anticipó a los cuestionamientos al aclarar que el médico Jorge Alberto Castro Solís director de la clínica Alem´s, quien fue “levantado” en Poza Rica y arrojado con otros diez cadáveres en Boca del Río, “tenía antecedentes penales”, como si ese simple hecho ya lo sentenciara como delincuente y, por lo tanto, su ejecución hubiera sido “una ley de la vida: el que a hierro mata, a hierro muere”.
En el tema de las percepciones, se suele imponer la que induce quien está en el poder.
Esa es la actual circunstancia de Flavino Ríos Alvarado.
Fue detenido por elementos de la Policía Ministerial del Estado. Lo acusan de haber ayudado a la fuga de Javier Duarte, y aunque la orden de aprehensión contra el exgobernador le fue otorgada a una instancia federal (la PGR), la Fiscalía General del Estado encontró resquicios en la Ley para fabricar lo que bien calificó el propio Flavino como una nueva “caja china”.
La instancia del fuero común procedió en contra del exgobernador interino por la presunta comisión de los delitos de abuso de autoridad (Artículo 317.- Se impondrán de dos a ocho años de prisión y multa hasta de doscientos días de salario al servidor público que ilegalmente ordene o ejecute un acto o inicie un procedimiento, en beneficio propio o ajeno o en perjuicio de alguien), tráfico de influencias (Artículo 327.- Se impondrán de uno a cuatro años de prisión y multa hasta de ciento cincuenta días de salario al servidor público que por sí o por interpósita persona, sin estar autorizado para ello y aprovechando el empleo, cargo o comisión que desempeñe, promueva o gestione la emisión o ejecución de un acto o resolución oficial en beneficio propio o de un tercero), y encubrimiento por favorecimiento (Artículo 344.- Se impondrán de seis meses a tres años de prisión y multa hasta de cuarenta días de salario a quien, después de la ejecución del delito y sin haber participado en éste, ayude en cualquier forma al inculpado a eludir las investigaciones de la autoridad o a sustraerse a la acción de ésta, u oculte, altere, destruya o haga desaparecer los rastros, pruebas o instrumentos del delito o asegure para el inculpado el producto o provecho del mismo).
Ninguno de los tres delitos por los que fue detenido es considerado grave, por lo que en teoría debería haber sido puesto en libertad. Sin embargo, el Fiscal Jorge Winkler -un abogado con pocas luces, pero perseverante- no está dispuesto a provocar que su jefe (Miguel Ángel Yunes, por supuesto) le pegue otra regañina como la que le aplicó cuando permitió que quedara en libertad Leonel Bustos, ex titular del Seguro Popular.
Winkler recurrió una vez más a la ayuda del Poder Judicial del Estado, que le decretó prisión por un año.
Oportuna, sin duda, la detención de Flavino Ríos Alvarado, justo cuando se evalúa el desempeño de Miguel Ángel Yunes Linares al frente del gobierno estatal, luego de que se cumplieron los primeros cien días de su gestión.
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Epílogo.
En los últimos 45 días de la pasada administración, se dio el relevo en la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia. Como parte de las negociaciones entre el gobierno en funciones y el que asumiría el cargo el primero de diciembre, Flavino Ríos Alvarado operó para que quedara al frente del Poder Judicial Edel Álvarez Peña, un paisano y amigo personal, pero que además es un aliado de Miguel Ángel Yunes Linares. Cualquiera supondría que esa operación le garantizaba al “Chino”, si no la impunidad, al menor la garantía de un juicio justo y el respeto de sus derechos ciudadanos. Hoy ya debe tener claro que en política no valen las amistades, sino los intereses. *** Para quienes siguen dudando de que la “percepción” de inseguridad está muy cerca de la realidad, aquí les va otro dato: Elementos de la Fuerza Civil encontraron en el suelo a un sujeto cerca de la cascada Bola de Oro del municipio de Coatepec. Al acercarse confirmaron que tenía tres heridas de bala en el pecho y se desangraba, por lo que solicitaron el apoyo de la Cruz Roja, sin embargo para cuando llegaron los socorristas el sujeto ya había fallecido. Antes de morir la víctima -que fue identificada como Gerardo Medonio Domínguez, con domicilio en Campo de Tiro y artesano de ocupación- les alcanzó a decir a los policías que fue asaltado por un sujeto que vestía camisa de mezclilla azul y pantalón color marrón. Se montó un operativo para dar con el presunto homicida, pero todo fue inútil.
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