A los dos días de publicada esa nota Joaquín López-Dóriga filtró una foto en la que aparecían dos personas apenas visibles. López-Dóriga aseguraba que era Duarte en Canadá. Fue entonces que nos pareció sospechoso que se estuviera revelando el supuesto lugar en el que se encontraba Javier Duarte, si eso estaba pasando, era porque se preparaba el escenario para su captura. Fue entonces que en LBP nos decidimos a publicar otra nota editorial en la que decíamos lo siguiente: “Parece mucha casualidad, pero hace unos días un buen amigo que se encuentra muy cerca de la gente de poder en el centro del país me dijo que era muy posible que en esta Semana Santa el Gobierno Federal nos podría dar la sorpresa de la aprehensión del exgobernador Javier Duarte de Ochoa”.
Sobre la foto de López-Dóriga señalamos que era un posible montaje, pues lo lógico no era filtrar la foto, sino acudir a la PGR para dar datos sobre Duarte y esposa, y con ello reclamar los 15 millones de pesos. Era jueves 13 de abril.
La versión oficial sobre la captura de Duarte dice que fueron los hijos los que condujeron a la captura del exgobernador. Los hijos viajaron el viernes 14 de abril en un vuelo de Toluca a Guatemala. ¿No sería la foto que filtrara López-Dóriga un distractor para desviar la atención de la frontera de México con Guatemala y ponerla hacia la frontera con Canadá? La versión oficial dice que Duarte llegó al hotel La Riviera de Atitlán en que se encontraba apenas dos días antes de su captura. Pero el vocero de la policía de Guatemala dice que la habitación de hotel estaba alquilada desde hacía 5 meses; incluso dijo que podían haberla comprado.
Aquí todo se confunde. Nuestro amigo ya sabía que Duarte iba a ser capturado en Semana Santa, lo sabía cinco días antes de la captura que ocurrió el sábado; lo sabía cuatro días antes de que los hijos, quienes supuestamente condujeron a las autoridades hacia él, viajaran de Toluca a Guatemala, el viernes; los sabía tres días antes de que Javier Duarte supuestamente ocupara la habitación del hotel La Riviera de Atitlán, el jueves.
¿De qué estamos hablando? Por supuesto de un posible montaje, de una obra de teatro que se ha venido preparando desde hace mucho tiempo. De un gobierno federal que siempre tuvo ubicado a Javier Duarte y que se ha decidido a mostrarlo detenido para favorecer a sus candidatos en las próximas elecciones.
Quizá por ello el afán de no querer compartir la gloria, quizá por ello esa discolería de asegurar que el mérito es de ellos, sólo de ellos, los federales.
Quizá por ello la sonrisa siniestra de Javier Duarte; nada más falta que al rato consigan la manera de dejarlo libre. Eso no se los vamos a permitir.
Armando Ortiz
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