No se sabría más del uso y destino de los 10 mil millones de pesos.
Ello en virtud de que al arranque de la administración de Javier Duarte y a lo largo de su mandato no se volvió a mencionar el tema, sus alcances y destino final del dinero.
Tampoco de los diputados locales de todos los partidos políticos quienes votaron en favor del endeudamiento recibiendo a cambio su respectivo moche millonario que en su momento se supo fue de dos millones por piocha.
Fueron 43 los diputados que votaron a favor, 3 en contra y una abstención.
Del préstamo no se supo más.
Se perdió el rastro. No hay registro del detalle de obras. Tampoco de la rehabilitaciones de hospitales. Menos del apoyo en vivienda para los damnificados que fue una de las más importantes razones expuestas en el Congreso local para la autorización del empréstito.
Así, en el desglose del destino del dinero no hubo quien vigilara la aplicación de los 2 mil 950 millones para la reconstrucción de carreteras, rehabilitación de caminos; los 76.5 millones de pesos ¡para estudios y proyectos!; los 700 millones de pesos para la reconstrucción de puentes; los 210 millones para muros de contención y 450 millones de pesos para la rehabilitación de vialidades.
De manera por demás sospechosa se autorizaron –de los 10 mil millones de pesos del préstamo- 800 millones para construcción y rehabilitación de hospitales que nunca se supo dónde y cuándo sucedieron. Jamás se supo de inauguración alguna, ni la puesta en operación de algún hospital rehabilitado, pero si se supo, en cambio, que los hospitales en general estaban abandonados en sus instalaciones y falta de suministros para su eficaz funcionamiento.
Ello al igual que el destino de los 50 millones de pesos que supuestamente se entregarían para la “fumigación” de los campos de cultivo (¿?) o los 20 millones de pesos para las caravanas de salud y la misma cantidad para “otras acciones de salud” que nunca se supo cuáles fueron, quien las supervisó, y si de verdad hubo “otras acciones”.
Mil millones –de los 10 mil- fueron presuntamente entregados a las escuelas para daños en sus estructuras y cambio de mobiliario ¿Quién tomó fe de los hechos? ¿Dónde está el testimonio? ¿En qué momento se entregaron? ¿Quién dio fe pública?
Otros dos mil 500 millones fueron para viviendas nuevas de las cuales nunca se supo de su inauguración o entrega oficial ya que al 2011 estaba en marcha el programa “¡Adelante!” de la nueva administración de Javier Duarte.
Y llama la atención que los diputados hayan autorizado que de los diez mil millones de pesos se tomaran mil 250 millones para el programa de recuperación de la caña… mil 250 millones de pesos que –probablemente-ni aun vendiendo todos los ingenios de Veracruz sumarían tal cantidad.
Peor aún.
Por encima de esa arbitrariedad se dispuso la autorización del empréstito a cambio de que destinaran 500 millones de pesos para la reactivación del comercio local de las zonas afectadas, al igual que mil millones de pesos para llevar a las comunidades agua.
En los hechos nadie declaró reactivación alguna del comercio local, ni tubería nueva o suministro de agua, hoy urgente demanda en al menos 15 mil comunidades.
Dos millones de veracruzanos viven en extrema pobreza y la cifra aumentó en 500 mil en la docena trágica, según datos del INEGI.
Así, que suponiendo que se hayan entregado religiosamente los 10 mil millones a los desposeídos paisanos, jamás se reflejó en mejoría alguna en la calidad de vida, la reactivación del campo o la mejoría en la salud, ni nuevas carreteras y puentes y cero obras públicas, considerando que los 10 mil millones del préstamo deberían haberse sumado a los 80 mil millones que ejerce anualmente el gobierno del Estado de Veracruz como presupuesto.
Total que fueron 10 mil millones de pesos que ese infausto 3 de octubre en lo oscurito fueron inscritos, por orden de los diputados, en los registros de la deuda pública que al paso de los años alcanzaría los 180 mil millones de pesos pagaderos a 40 años.
Todo este entramado legislativo que constituye una vergüenza para la práctica del parlamentarismo veracruzano, sucedió un domingo 4 de octubre de 2010, a 56 días de que Fidel Herrera entregara su gobierno el 1° de diciembre.
Al día siguiente, el lunes 4 se publica en la Gaceta Oficial para que la autorización del crédito se haga efectiva no sin antes llamar la atención que el primero en firmar la autorización fue el propio gobernador Fidel Herrera (folio 1552) y luego quien debió autorizar (Folio 1553)… ¿error de dedo?
En la Gaceta Legislativa del domingo 3 de octubre se detallan las razones del préstamo en donde no pasa desapercibido que el dinero sería utilizado para superar los daños causados por los fenómenos meteorológicos que representan un costo de 70 mil millones de pesos.
Sin embargo con 10 mil millones se arrancaría para borrar las huellas de las ondas tropicales 16, 17, 18, 19, 20 y 21, la tormenta tropical “Frank”, el huracán “Karl”, el “Mathew” y todos los huracanes del sexenio.
¿Por qué a casi ocho semanas de que Fidel concluyera su periodo de gobierno se inicia esa magna cruzada que comprometía el futuro de los veracruzanos al incrementar su endeudamiento?.
Los cheques se entregaron al gobernador 48 horas antes de la ceremonia de entrega de la estafeta a Javier Duarte ¿Qué pasó con el dinero? ¿Se lo dio a Duarte? ¿Cómo y cuándo lo cobró?. Pero sobre todo ¿quiénes contribuyeron a que el préstamo de los 10 mil millones de pesos fuera posible?
La LXI legislatura que autorizó en el 2010 estaba integrada por personajes como Pepe Mancha, Erick Lagos, Acela Servín, Manuel Rosendo Pelayo y otros más de los cuales le platicaré en la columna de mañana.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |