Cuando sólo se está en posibilidades de gobernar por dos años, seis meses, la cuarta parte de ese tramo, es un buen plazo para ver hacia atrás y revisar lo que se ha avanzado.
El gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, opina lo mismo, de manera que, a unas horas de que tenga lugar la jornada electoral para renovar los 212 ayuntamientos, (hay quienes, erróneamente, asumen que estas elecciones son la primera evaluación de la actual administración estatal) él se dice convencido de que “ha cumplido” y de que hay un “cambio radical” en materia democrática.
¡No sean así! ¡Quítenle la venda a su gobernador! ¡No le mantengan engañado!
Explíquenle que en la medición de la lucha contra la delincuencia “avanzar” no significa tener más asesinatos, más asaltos, más secuestros. Aunque le cueste trabajo entender, “avanzar” significa conseguir que esas cifras retrocedan. Eso, como lo demostró Morena esta semana, con cifras concretas, con datos duros, no ha sucedido.
Los seis primeros meses de gobierno de Yunes Linares han sido peores que el mismo lapso en los gobiernos de Fidel Herrera y de Javier Duarte.
Eso no es sólo “percepción”, ni se trata de la “mala fe de los periodistas que vendieron su voluntad al duartismo” (que es el mismo discurso de “la mafia en el poder”, de Andrés Manuel).
Pero si quiere hablar de “percepción”, también en esa materia está reprobado.
Cuando el dirigente del sector empresarial en Xalapa, la capital del estado, plantea que se hagan las reformas que sean pertinentes para que los veracruzanos puedan defenderse de los criminales, y tengan acceso a armas de fuego para proteger su patrimonio, estamos hablando de lo que “perciben” los xalapeños: que no pueden confiar en la autoridad del Estado, que no se está haciendo lo necesario para protegerlos.
Cuando la embajada española en México emite a los ciudadanos de aquel país una alerta de seguridad sobre Veracruz y les sugiere que eviten, en lo posible, viajar por el norte de esta entidad o por Tamaulipas, por “las situaciones de violencia que se vienen produciendo”, eso significa que en aquel país ibérico tienen la “percepción” de que las autoridades de Veracruz, en materia de seguridad, han sido rebasadas.
Alguien tiene que aclararle que es falso que haya bajado la “incidencia” delictiva, y que si acaso ha logrado alguna mejoría en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, deben recordarle que Veracruz, el estado, va mucho, muchísimo más allá de esas dos ciudades, donde (todos lo saben) él tiene centrada su atención, pues es donde vive su familia y desde donde está impulsando las carreras políticas de dos de sus hijos.
Tres eran los temas que más inquietaban a los veracruzanos el año pasado, cuando Yunes Linares hizo campaña para conseguir la gubernatura: Inseguridad, corrupción y economía.
En la primera, como ya vimos, Yunes Linares ha fallado (aunque, al parecer, sus colaboradores no se lo han dicho).
En la segunda, el combate a la corrupción, podemos decir que ha habido algunos logros pero, como es práctica común en este gobierno, se ha exagerado en la magnitud de los avances, persiste la opacidad en materia de los recursos recuperados (monto y destino) y se perciben preocupantes deficiencias en la integración de las carpetas de investigación, lo que permite anticipar que muchísimo antes de lo deseado habrán de quedar en libertad aquellos exfuncionarios que fueron detenidos, exhibidos y encerrados en el penal de Pacho Viejo.
En el tercer gran tema, el económico, las cosas no están mejor. Sirva acaso revisar lo declarado por el senador José Yunes Zorrilla (Presidente de la Comisión de Hacienda en la Cámara Alta y, por lo tanto, una voz calificada en la materia) en una entrevista concedida al portal “alcalorpolitico”.
Yunes Zorrilla diagnostica que en materia financiera, este gobierno está igual, o peor, que el anterior. Que el déficit persiste, que se sigue gastando más de lo que se recibe, y que las actuales autoridades no han hecho gran cosa para reducir el gasto público.
La única solución que encontró el gobierno de Javier Duarte para tapar los grandes huecos de ese sobre-ejercicio, fue tomar dinero federal, destinado a acciones y programas específicos, y meterlo a gasto corriente.
El gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares está a un paso (si no es que ya lo está haciendo pero no lo admite) de caer en la misma práctica.
El senador Yunes Zorrilla tiene una explicación sencilla para la actual situación. Miguel Ángel Yunes Linares no está queriendo asumir el costo político de aplicar las duras medidas económicas que requiere la administración estatal y se pregunta: “¿Se está gobernando para darle viabilidad al Estado, asumiendo las decisiones que se tengan que asumir por incómodas que sean, o se está simple y llanamente administrando el Estado con una noción que no tiene que ver con generar condiciones de estabilidad, sino que más bien pudieran estar vinculadas a temas de carácter electoral o político?”.
Yunes Linares dice que se avanzó en Democracia. Abrió demasiado pronto la boca, pues los brotes de violencia que se han presentado en diversos puntos de la entidad, las evidentes irregularidades en las que ha incurrido el órgano electoral, que lo pintan como un ente al servicio del Estado, y la insistencia en impulsar la campaña de su hijo en el puerto de Veracruz, confirman que también en esa materia Yunes Linares está reprobado.
Alguien le tiene que explicar que en el eventual caso de que la alianza PAN-PRD gane el mayor número de municipios, o que gane aquellos ayuntamientos con los que esté en posibilidades de gobernar al mayor número de veracruzanos, eso no significaría que la ciudadanía lo estaría calificando a él. Sería, simple y llanamente, el resultado de un laboratorio electoral, en el que se combinaron malas mañas y abuso del Poder.
- ¡Ey! ¡Ps, ps! ¡Gobernador! Ya arrancamos. Hace seis meses. Ya es momento de ponernos a trabajar.
* * *
Epílogo.
Es el problema de gobernar con el hígado y no con el cerebro. Puede tener razón el gobernador Yunes Linares y quizá sea cierto que el alcalde de Coxquihui, Reveriano Pérez Vega sea el líder de una banda de delincuentes que se dedica al robo de combustible. La historia de “Los Pelones” es vieja y está más ligada a la “operación negra” en los procesos electorales. Funcionan como el brazo armado de grupos caciquiles del Totonacapan, casi siempre vinculados al PRI. Pero si hay elementos para señalar al alcalde y a Los Pelones como “huachicoleros”, lo peor que podía hacer el gobernador es ponerlos en aviso. Alguien tendría que decirle a Miguel Ángel Yunes (alguien que no sea el fiscal, pues él suele cometer ese mismo error) que revelar información de una investigación en proceso es un delito. ¿O acaso no es más que otro episodio de esa guerra de lodo muy propia de los procesos electorales, esos en los que Yunes Linares “jura” que él no se ha metido?
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