Por lo pronto sigue más de lo mismo. No hay resultados, hechos que prueben logros y avances.
Buena parte de la presencia gubernamental se sostiene del sensacionalismo; sobre todo, de la manipulada persecución a modo y de la convenenciera denuncia, de responsables y culpables que simplemente deberían responder, ante la autoridad correspondiente, de sus acciones y omisiones.
Lo prometido sigue pendiente. Inocultable, crece la opacidad y no hay diagnóstico y estrategia, actualizados y confiables. Tampoco se ve interés alguno, en fortalecer la participación y evaluación social, para cumplir con oportuna y preventiva rendición de cuentas.
La anunciada emergencia financiera, hasta la fecha continua sin ser atendida y resuelta; y sigue provocando, un notorio debilitamiento y destrucción de instituciones públicas, dependencias oficiales y organismos autónomos, con su correspondiente e inocultable crecimiento de asuntos públicos pendientes y rezagos sociales.
En muchas formas, sobresale la cada vez más costosa incapacidad gubernamental para atenderlos y resolverlos, bien y a tiempo. Imponiéndose el desastre como destino.
EXCLUIR Y RECHAZAR.
En este contexto, destaca el persistente alto grado de exclusión, falta de atención y rechazo de jóvenes veracruzanos, que no tienen la oportunidad de la educación superior.
Casi el 92 % de la población de 18 a 22 años; según CONAPO, de poco más de 731 mil para 2016, no son atendidos por la Universidad Veracruzana, en su matrícula formal (8%). En cambio, las instituciones particulares atienden poco más del doble, 17 %.
Sobresale que la cobertura total, oficial y privada 2015-16, deja afuera al 67.5 % ciento de la población, esto es casi 500 mil, ya que solo se atienden 234, 509 jóvenes.
El tema, sin duda, merece estudios, análisis y políticas serias y responsables, alejadas de la simulación y la manipulación triunfalista.
Por ahora, baste decir que 7 de cada 10 jóvenes en Veracruz, no tienen oportunidad de acceder a la educación superior.
De entrada la situación al respecto tiende a empeorar, por el sistemático e intenso ataque a las bases del Estado de Bienestar y en particular a la salud y la educación públicas.
Y también, por la preocupante pérdida de capacidad de respuesta de dependencias oficiales y organismos autónomos públicos, como las Universidades, cada vez más restringidas en presupuesto, subsidios y apoyos gubernamentales. Y también, por sus administraciones internas y propias, tanto desactualizadas y limitadas, como caras, obsoletas y atrapadas en mediocridad y conformismo.
El caso de Veracruz es más alarmante, por la insuficiente atención, a la crisis económica estatal y a la de emergencia financiera de su gobierno, que han llevado a demasiadas dependencias, entre ellas a la Universidad Veracruzana, a padecer una de las peores crisis de su historia.
Entre otras, imparables surgen preguntas y cuestionamientos.
¿Por qué no se ha establecido una innovadora política de fortalecimiento institucional y, en particular, financiera, pues ambas en general, siguen en más de lo mismo? ¿Dónde está la capacidad de crítica y autocrítica que tanto se difunde y pregona? ¿Por qué la cobertura de atención a los jóvenes, no aumenta en cantidad y calidad, a pesar de tantas oportunidades y ventajas de la situación actual?
Sin duda, hay innumerables respuestas, que solo se conocerán y aplicaran si se trasciende de simulación y conformismo burocrático, a efectiva construcción y aplicación de políticas públicas actualizadas y viables.
Lo que si es un hecho, es que si en educación superior, el problema de exclusión y rechazo de los jóvenes en Veracruz no se atiende, simplemente se forma y acumula un futuro de rechazados y excluidos.
HACIA LA HOMOLOGACIÓN SALARIAL.
Por la importancia del tema y sus implicaciones en las relaciones laborales, fundamentalmente en lo relativo a detener la pérdida de poder adquisitivo y mejorar las condiciones salariales, están pendientes tanto de explicación institucional, como de análisis y discusión pública, las implicaciones del establecimiento del área geográfica única, desde octubre de 2015, en todos los municipios del país y las demarcaciones territoriales (delegaciones) del distrito federal que conforman la república mexicana.
La acción simple y sencilla, en salarios mínimos, fue mejorar la asignación al desaparecer la zona cara y uniformar a todos a un área geográfica única. Luego entonces. ¿Se va a detener el deterioro general? ¿Por qué persiste la diferencia salarial por zonas, si oficialmente ya no existen? ¿Se deben uniformar los sueldos de todos los trabajadores estatales y municipales?
Tema clásico de estudio y debate. Abordado también, desde la perspectiva de la igualdad ante la ley y los derechos humanos. La igualdad salarial básica siempre vigente, ya que su tesis central, es que las personas que realizan trabajos similares deben recibir la misma remuneración. ¿Y ahora?
*AcademicoIIESESUV@RafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH |