En el municipio de Cardel, cuatro tipos entraron al céntrico restaurante “La Bamba” acribillaron a balazos al Comisionado de la Policía Federal, Camilo Juan Castagnè y a su ayudante José Rigoberto Peña y también huyeron.
Las otras diez víctimas fueron ejecutadas en diferentes puntos de la entidad en otro sábado negro (porque este no es el primero) por una delincuencia que está desatada y literalmente le tira a todo lo que se mueve.
¿Y el gobernador?
El gobernador Miguel Ángel Yunes Linares se trasladó al lugar donde fue asesinado el Comisionado y desde ahí expresó: “La delincuencia organizada ha provocado un grave problema de violencia en Veracruz (Al parecer era el único que no lo sabía). No nos estamos enfrentando a seres humanos, nos estamos enfrentando a bestias, a cobardes, a viles, que son capaces de asesinar a niños con tal de tener secuestrados a los veracruzanos. No vamos a permitir que impongan su ley de violencia en Veracruz. No vamos a permitir que la delincuencia organizada mande en Veracruz”.
Y ni cómo decirle para que entienda que la violencia ya impuso su ley y la delincuencia ya manda en Veracruz.
Casi a renglón seguido agregó: “Los delincuentes están frente a hombres valientes, frente a hombres que no nos amedrentamos, frente a hombres que no les tenemos temor”.
¿Y dónde están esos hombres, señor gobernador? Veracruz está plagado de ciudadanos amedrentados y atemorizados. Y no por falta de hombría, sino porque estamos siendo víctimas de una violencia que no provocamos, sino que nos heredaron Fidel Herrera y Javier Duarte y que le toca a usted combatirla.
No nos embarre en sus arguendes y déjese de bravuconadas. A usted lo protegen sus guardias de corps y a nosotros la Divina Providencia que a veces no se da abasto.
Y tras la bravuconada vino la amenaza: “Los veracruzanos vamos a lograr vivir en paz, a costa de lo que sea. Aquí está el gobernador y aquí vamos a seguir”.
Uta má… entonces ¿no se va?
Pues no, no se va. Y raíz de ese comentario vinieron las réplicas en Facebook, una de ellas es la que sirve de título a esta columna: “Si no puedes rájate y lárgate, Miguel Ángel”.
Este domingo Yunes Linares reconoció (al fin) que no pudo acabar con la inseguridad en seis meses debido a “elementos de carácter nacional que han afectado al país”.
¿Cuáles son esos elementos? No lo dijo porque ni él lo sabe; el comentario se lo sacó de la manga.
Y a pesar de que Veracruz no está para promesas de un gobernador que no ha sabido cumplirlas cerró así su perorata dominical: “El objetivo que nos hemos marcado es acabar con la inseguridad; a eso nos hemos dedicado todos los domingos desde que tomamos posesión, para analizar y para combatir con mayor eficacia este problema”.
Pero si no ha podido disminuir ni un ápice esa gangrena en seis meses, se ve difícil que lo logre en lo que le resta a su bienio, sobre todo cuando se ha demostrado que la delincuencia ya le tomó la medida.
Y si no ha podido con el paquete lo mejor sería que se fuera.
El problema es que no se irá y la violencia, la muerte y el horror seguirán paseándose por las calles de Veracruz, como antes lo hacían las familias veracruzanas.
¡Extra Extra, no hubo ejecutados!
Al término de esta columneja no se había reportado ningún ejecutado este domingo en Veracruz, pero me enteré de un dato aterrador. Diariamente se registran en promedio entre 6 y 8 levantados, desaparecidos o asesinados sólo en la zona centro del estado.
Por Dios, esto es una pesadilla.
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