Es un cobarde, vil y animal. Me refiero a un mal parido que dice llamarse Fernando Vidal, su segundo apellido lo omito porque es huérfano, no tiene madre, quien se desempeña como director de comercio del Ayuntamiento de Coatzacoalcos, quien ayer fue captado mientras agrede psicológica, verbal y físicamente a dos niños vendedores ambulantes.
Le ruego, le suplico amable lector, me disculpe los adjetivos, pero me enoja y me provoca un sentimiento de impotencia ver tal abuso ¿de autoridad?, de fuerza, de alevosía y de ventaja por parte de un empleado del municipio sureño, que en las próximas horas debe ser cesado de su cargo por el vil atropello y, de ser posible, sometido a proceso por golpear a un indefenso menor de edad.
Confío en que el alcalde Joaquín Caballero Rosiñol no tolere, proteja y menos sea cómplice de este atropello que viola las garantías más elementales de los pequeños y si así lo hiciere, que los ciudadanos se lo demanden porque ya estuvo bueno.
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Señores alcaldes, llámese Juan Manuel Diez Francos, de Orizabaa; Américo Zúñiga Martínez, de Xalapa; Ramón Poo Gil de Veracruz; Joaquín Caballero Rosiñol de Coatzacoalcos o se llame como se llame, sabemos que el comercio informal viola los reglamentos municipales, también que evade al fisco y que provoca otros problemas, pero en las condiciones económicas en las que se encuentra el estado, quizás hoy sea un mal necesario.
Miles, quizá millones de veracruzanos padecen todos los días un calvario para llevar comida a sus mesas, para ganarse el sustento de sus familias vendiendo aguas, dulces, refrescos, tortas, tacos, garnachas, billetes de lotería, fruta, plantas, ropa, calzado. No le busquen, no se cierren a la realidad ni sean tozudos, es ambulantaje o es delincuencia ¿ustedes qué prefieren? A menos que lo segundo les beneficie.
De repente parece que en Coatzacoalcos las niñas y niños no tienen ninguna garantía, porque lo mismo pueden ser ejecutados por mafiosos a sangre fría, junto con sus padres, sin ellos deberla ni temerla; que ser maltratados y golpeados por un desquiciado empleaducho municipal al que ya quisiera ver jaloneando y golpeando a un sicario, uno de esos a los que no se quieren enfrentar, uno de esos que también violan la ley, que igual venden sustancias prohibidas, que igual no pagan impuestos y que hasta usurpan a la autoridad en el cobro de piso ¡Quihúbole”, ¿quién dice yo?
Si ya lo había retirado de donde vendía, para qué tirarle su mercancía al niño y peor aún, para qué maltratarlo y golpearlo.
“En los casos en que niñas, niños y adolescentes sean víctimas de delitos se aplicará la ley de Víctimas para el Estado de Veracruz. En todo caso, los protocolos de atención deberán considerar su edad, desarrollo evolutivo, cognoscitivo y madurez para la implementación de las acciones de asistencia y protección respectivas, así como la reparación integral del daño”, dice el Artículo 42 de la Ley número 573 de los derechos de niñas, niños y adolescentes del estado de Veracruz de Ignacio de la Llave. ¡Pido que se aplique!
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