–¿Puedo?– me dijo mientras inclinaba su mano hacia mi plato…
–¡Adelante!– le respondí mientras con un ligero movimiento, dejaba a su disposición mi plato.
No tomó la cuchara, sino que con pedazo de tortilla, hizo el clásico bocadito y pescó una o dos veces un tanto de mi platillo. Su naturalidad me ganó. Acababa de conocer a un amigo.
Cuando fue diputado federal, empezó una “cacería de brujas” en su contra. Manteníamos a veces contacto por teléfono y siempre le pedía una entrevista y me la negaba, hasta que un día le dije:
–Me das la entrevista por teléfono o te la hago en Pacho…
–¡Chinga tu madre! ¡chinga tu madre!– me respondió mientras rompíamos a carcajadas.
III
Realmente no sé cómo salió a cuento su candidatura a la alcaldía de Martínez de la Torre, pero sé que me dijo que estaba en la subsecretaría de Gobierno. No recuerdo en calidad de qué. Ahí llegó, me dijo, por Enrique Ampudia Mello… sí, era el sexenio de Chirinos.
Vagamente recuerdo que me dijo que quería ser diputado pero que la candidatura se la habían dado a otro y para apapacharlo, lo trajeron a Palacio de Gobierno.
Era un desfile del primero de mayo. En la esquina con Revolución, un contingente bajó y esperaba que le abrieran paso para manifestarse pero los estaban conteniendo con muchos esfuerzos y por eso decidieron mandar a Pedro Manterola a dialogar con ellos. Se acercó al grupo disidente y trató de dialogar pero quien estaba a la cabeza estaba muy alterado o alcoholizado, tanto, dice, que cuando le hablaba, lo hacía tan cerca, que sentía cómo la saliva del tipo reventaba sobre su cara. Insistió en el diálogo y entonces, el cabecilla del grupo soltó una patada que dio en el “nies”... un inmenso dolor recorrió el cuerpo de Pedro pero se ahogó en su garganta… tampoco se dobló; entonces, se acercó a su agresor y al oído, le dijo una, dos, tres palabras y disolvió la manifestación pretendida. Todo eso, me platicaba, era observado desde el Palco de Palacio de Gobierno. ¿Que qué le dijo Pedro al tipo que lo pateó? Eso me lo reservo.
En las siguientes elecciones municipales, le dijeron que él era el candidato.
IV
Me avisan esta mañana que Pedro ha muerto. Sigo sin tomarlo en serio. Más cuando seguimos distanciados. No era la primera vez que teníamos una diferencia. En la campaña para Gobernador tuvimos una bronquita y posterior a la elección, otra.
Ambas las subsanamos… en la primera, fue porque no le gustó que compartiera un artículo publicado creo que en El Universal en contra de su candidato. En la segunda, por un meme que manejé de su hermana Mariely en los que acabó borrando sus comentarios en Facebook.
En la tercera discusión que tuvimos, ya no nos dimos la oportunidad de platicar de nuevo, quizás por la carga de trabajo de ambos, por eso cuando al mediodía del domingo me dicen que Pedro murió, no lo creo y si así fue, de seguro el muy cabrón lo hizo nomás para hacerme sentir mal, pero le salió el tiro por la culata… todavía creo que está vivo.
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