A la edad de cinco años un niño es capaz de saltar en un pie; puede dibujar a las personas con cuerpo, escribir algunas letras, vestirse sin ayuda, hablar con oraciones de más de cinco palabras, usar el tiempo futuro, columpiarse sin ayuda, narrar cuentos más largos, contar diez o más objetos, saber los colores, disfrutar de cantar y bailar, distinguir la fantasía de la realidad pero lo que no puede, es esquivar balas.
Mayra ´N´ tenía cinco años y sus habilidades psicomotrices le impidieron eludir uno, dos disparos en el tórax que segaron su vida en segundos.
Fue en el municipio de Córdoba, aquí en la zona centro del estado, un municipio muy ´caliente´ por la presencia de distintas células de la delincuencia organizada. El fin de semana pasado en un concurrido centro comercial fue baleada una pareja por un par de sujetos a bordo de una motocicleta, como dictan los cánones de los sicarios colombianos o de la camorra italiana.
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Resultado de esa agresión, la muerte de un hombre identificado como Luis Rey Mendoza Miguel y una nena de cinco años que lo acompañaba, la cual de acuerdo a los protocolos del Nuevo Sistema de Justicia Penal, fue catalogada como Mayra ´N´, como si en vida no hubiera tenido un nombre.
La inmediatez de las notas periodísticas y la ausencia de memoria en los medios de información, condenan a Mayra ´N´ a ser un registro, un número más en la abultada estadística, pero nos niegan la oportunidad de saber quién era la niña… ¡por Dios una niña! que murió bajo el fuego que abatió también al concubino de su madre, esta última herida de bala sin gravedad.
A estas alturas ignoramos si Mayra conocía el cuento de Caperucita Roja, o si alguna vez le leyeron a los hermanos Grimm. ¿Acudía al preescolar? Quién sería su mejor amiguit@ y cómo le habrían informado que Mayra no volverá por el colegio… a estas alturas a nadie parece interesarle qué juguete fue su favorito, o si disfrutaba los cereales llenos de colores o prefería los sobrios y aburridos con chocolate.
No, Mayra no tuvo derecho a un nombre completo, ni a que su pequeña historia fuera contada. Lo único que sabemos es que su muerte fue una sucesión de eventos desafortunados, como por ejemplo que fuera engendrada por un padre inmerso en la delincuencia (Víctor Manuel Juárez) y quien fue ejecutado en abril pasado, lo que a su vez abrió la puerta para que su madre, Ana Lucía Flores Ortega, se relacionara sentimentalmente con el mencionado Luis Rey, a quien ya le seguían los pasos y lo cazaron al llegar al centro comercial en familia.
Desafortunado también, que los gatilleros fueran tan inexpertos, como para rociar de balas de manera indiscriminada el vehículo de las víctimas, en lugar de un certero y quirúrgico ataque que cobrara la vida del directamente implicado.
Todo lo anterior por supuesto, versión oficial ampliamente difundida por las autoridades, que enviaron este tranquilizador mensaje: “los ciudadanos de bien no tienen por qué temer este tipo de hechos”, dijo el gobernador Miguel Ángel Yunes, lo que nos hace pensar entonces, que Mayra ´N´ no era una ciudadana de bien, quizá porque a sus cinco años, o no se comía la sopa o renegaba al asistir a la escuela, de otra manera, uno no se explica cómo le llegó la muerte.
Veracruz bajo fuego, donde de acuerdo a la versión de las autoridades, se enfrentan malos contra malos y en consecuencia los que mueren son malos. En la realidad, se enfrentan malos contra malos y mueren también niños de cinco años.
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