Inevitable, con toda razón y derecho, los veracruzanos prueban y comprueban, simplemente en los resultados, lo que se hace bien o mal, y lo que sigue sin hacerse, que es mucho y sigue aumentando. Preciso señalarlo y denunciarlo hoy, para que se corrija de inmediato y no se convierta en parte más de ineficiencia e impunidad.
A diario y en todas partes, de múltiples formas se miden, encuentran y distinguen logros y pendientes, aciertos y errores, avances y retrocesos. Viaje sin retorno de la protagónica y prometedora aspiración, a la esperada recepción; y de ahí, a la costosa e inevitable decepción. Tanto esforzarse para obtener el poder, para no poder.
Ante hecho y resultado. Ante lamentable situación, resultan ofensivos reiterados pretextos, conocidas excusas y patéticos distractores: inútiles “cajas chinas, cortinas de humo y chivos expiatorios”
Hasta hoy, prevalen incapacidad e insuficiencia, con algunos intentos positivos en contados aspectos, aislados y sin consolidar, que la misma falta de transparencia oficial se encarga de ocultar. No se informa hasta de lo poco que se logra. ¿Respecto a qué comparar?
De ahí que, ante alternancia de opacidad, hay que insistir y preguntar: ¿de qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado? ¿A cuánto asciende el total-total de la deuda pública estatal y municipal? ¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos? ¿Y los resultados de la entrega recepción?
Casi a mitad de su periodo, la alternancia asegura redundancia, en demasiados aspectos y formas de gobierno, en otro tiempo atacadas y condenadas, pero que hoy son repetidas, padecidas y hasta incrementadas. Lástima, ya hay que empezar a preparar la entrega.
Inocultables en Veracruz: inseguridad progresiva, recesión económica y crisis de las finanzas públicas; desempleo, subempleo e informalidad en aumento; decreciente sector industrial y pérdida de empleos formales; y en consecuencia hambre, pobreza y miseria crecientes.
Se padece además, imparable deterioro de instituciones y dependencias gubernamentales.
Sobresale, el patético caso, de un Congreso local irresponsable y cómplice de barbaridades y atrocidades; y también la opacidad gubernamental fortalecida, la poca o nula rendición de cuentas y, sobre todo, la ausencia de participación y evaluación social.
EXPERIENCIA PADECIDA Y NO APRENDIDA.
Historia de siempre. Con frecuencia ante repudio y temor de un mal o daño padecido, el justificado temor de que sea repetido, lleva a caer en otro u otros males peores.
Desde que se inventaron las excusas, en demasiados casos, se sabe y soporta, que peores y execrables gobiernos, usan y abusan mentiras, distractores, medias verdades e innumerables pretextos, para intentar ocultar, minimizar y hasta justificar su evidente irresponsabilidad e incapacidad; así como incluso, en muchos, hasta la ineficiencia y delincuencia que les caracteriza.
Cuento de nunca acabar en todos los ámbitos de gobierno: federal, estatal, municipal y órganos autónomos.
Intentar justificar lo injustificable; y hasta pretender ocultar lo inocultable: llegar al gobierno asegurando que podían para, en los hechos, demostrar y comprobar que no pueden. Patético y lamentable luchar tanto por alcanzar el poder público, para ahora hacer más público y evidente que no pueden.
El reto de ayer, hoy y siempre es encontrar servidores públicos que sirvan, no que se sirvan; gobernantes que gobiernen con responsabilidad y eficiencia a todos, a partir, de que se gobiernen bien a ellos mismos; que enfrenten el presente y hagan las previsiones futuras, a partir tanto de una buena administración pública, como de una planeación real, oportuna y efectiva, para atender necesidades básicas, problemas de la sociedad y población en general; y que garanticen una amplia y creciente participación ciudadana y social, en particular en los procesos de fiscalización y evaluación, para reconocimiento y consolidación de lo bien hecho, o identificación y corrección de errores y pérdidas, así como la oportuna denuncia y sanción a la ineficiencia y delincuencia en el gobierno. .
En fin, como en todos los asuntos del buen gobierno se busca y requiere, responsabilidad social y capacidad verdadera, demostradas en hechos no en discursos y autopromociones.
Servidores dispuestos a lograr objetivos y metas, entregar buenos resultados y rendir cuentas puntualmente, como base de su desempeño y continuidad, no en el reciclaje de la complicidad y la impunidad.
A estas alturas, con nuevas tecnologías y formas de comunicación es ampliamente conocido, y en algunos casos hasta escandaloso, que demasiados electos, elegidos o nombrados, no se caracterizan por honestidad y capacidad, sino por estar dispuestos a rapacidad y voracidad, “no tienen llenadera”.
MÁS CRISIS DE FINANZAS PÚBLICAS.
Alertas y preocupaciones, ha ocasionado el proyecto de presupuesto federal 2018; y también algunos reconocimientos, en los esfuerzos de transparencia y anticorrupción.
A reserva de abundar en este importantísimo tema, por ahora hay que apuntar, que es imposible ignorar o minimizar, sus repercusiones inmediatas, en las quebrantadas y saqueadas finanzas estatales y municipales.
Inútil esperar que la federación rescate o incremente presupuestos, cuando sus finanzas están en serios aprietos, debilitadas y con casi nulo crecimiento. Más, ante una realidad compleja y adversa, acentuada por presiones inflacionarias y administraciones gubernamentales, caracterizadas por ineficiencia y corrupción, delincuencia e impunidad.
Para 2018, dicho presupuesto asciende a 5 mil 236.4 millones de pesos, lo que significa un crecimiento de 113 mil 400 millones, respecto a 2017. Se financiará en un 91 % con ingresos estimados en 4 mil 735 millones y el resto con un déficit.
Insuficiencia, desviaciones, endeudamiento…más limitaciones, sacrificios, protestas e inconformidad social…
Aspiraciones, en plenas elecciones.
*AcademicoIIESESUV @RafaelAriasH. Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH
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