Ausencia de autoridad, es la condición actual en la que se encuentra el estado de Veracruz. Impresiona que los asesinatos de seres humanos en condiciones reprochables –la tortura y además la muestra de odio de la delincuencia en contra de las víctimas- se estén considerando por parte de la autoridad como algo normal y cotidiano.
Pese a la espeluznante escena que dejó la delincuencia en una de las arterias principales de la ciudad capital. La avenida Murillo Vidal, protagonizó la muerte, la barbarie, cuando frente al parque del fraccionamiento “El Ensueño” –a muy pocas cuadras del palacio de Gobierno- fueron depositados tres cuerpos envueltos en bolsas negras, absolutamente envueltos. No conformes con el acto ruin, los asesinos se burlaron dejando también escobas, accesorios alusivos a las fiestas patrias y en las cabezas desprendidas de las víctimas, unos sombreros.
Una dolorosa escena que muestra la carencia de valores de los delincuentes como también de los personajes políticos que gobiernan este estado. También una absoluta tolerancia de la propia sociedad, quien silenciosa, asume morir de dicha forma, es una escena normal que tiene que asumir. Una sociedad sometida a la corrupción de los poderosos que junto con la delincuencia organizada, gobiernan un país, un estado y un municipio.
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Denisse Yazaret Morales Juárez es el nombre de la joven de 28 años que fue reportada como desaparecida el 12 de septiembre del 2017. Un día después, su cuerpo aparecía junto con dos hermanos que en vida respondían a los nombres de Juan Salvador Patiño León y Jorge Luis Patiño León. Ante este hecho, el silencio doloroso, se hizo notar. Pese a la agravante, el gobernador del estado, Miguel Ángel Yunes Linares, no tuvo el menor empacho de realizar su grito. No pude resistir la tentación de pararse frente al palco de palacio de Gobierno para gritar ante la extracción social más pobre del estado, quienes fueron acarreados para vitorear con él una independencia ficticia, “honrar” a los héroes que nos dieron patria y lucharon en contra de políticos similares a él, pero en otros contextos sociales.
Caminó por los pasillos junto con su pequeño nieto, gritó e ignoró el dolor de las familias que en este momento son muertos vivientes, pues les arrebataron a su ser querido. Yunes Linares, no es mejor ni peor de los políticos que han gobernado el estado. Podemos clasificarlo como exactamente una réplica de los malos gobiernos que la entidad ha tenido que enfrentar. Un gobernante ciego, sordo y mudo cuando se refiere a la inseguridad que azota sin pudor alguno a la entidad que gobierna. Mudo ante los asesinatos de periodistas que se han perpetrado dentro de su administración. Su presunta “honorabilidad”, esa que tanta presumió cuando acusaba a Javier Duarte de Ochoa de corrupto, de pillo; hoy, se ha visto pisoteada por él mismo.
Su mandato es y será una réplica de los gobiernos que tanto repudió –Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa-. Utiliza sus mismas prácticas, el mismo dispendio del erario público, sus mismas policías, su misma corrupción. Dice no tener dinero para pagar deudas, pero no estima dinero para una celebración patria y contratar foros musicales. Dice que no hay dinero y se le ve en sendas camionetas blindadas y un séquito impenetrable de “guaruras. Sus colaboradores muestran un contexto de opulencia similar y se nota, que no hay dinero para el pueblo, pero para ellos sí. No escatiman en comilonas populistas para su partido y el traidor perredismo, que hoy es su tapete, ayer era de Javier Duarte.
Acusó al ex mandatario anterior de tener aviadores y corrió a los que estaban incrustados en las dependencias para meter a los propios. Prometió que en seis meses los veracruzanos podrían caminar seguros, cuando la cruda realidad es que día con día se encrudece el problema de seguridad en el estado. Estamos cada día peor.
El silencio es el acto más desleal. Es una estrategia constante que ejecuta el gobernador en turno. No le conmueve ni se conduele por tantos daños colaterales. Para él, el asesinato a personas inocentes no existe y si te matan, si te secuestran, si te torturan, si te violan, si te cortan en pedacitos y te arrojan a algún paraje o calle, es porque eras un delincuente también, igual o peor como quienes te agredieron. No existe la posibilidad de ser una víctima más de la delincuencia. Muertos, los difaman y fabrican historia para justificar no investigar.
Multitudinaria fue el adiós para Mara Fernanda Castilla Miranda tanto en la ciudad de Xalapa, como en DF. La adolescente que fue asesinada por un sujeto de nombre Ricardo “N”, de la empresa de taxis controlados Cabify. El gobernador del estado de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, hasta el día domingo 17 de septiembre, se refirió al asesinato de Mara Fernanda, también reconoció haber sido invitado a encabezar la marcha pacífica que se llevaría a cabo ese mismo día por la tarde, pero la desestimó para acudir a la comida que se estaba llevando a cabo en el hotel Holiday Inn tanto el Partido Acción Nacional (PAN), como el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Comida donde se congregaron 350 militantes de ambos partidos.
La seguridad en el estado es responsabilidad del gobernador. Pero al final, como conclusión podemos observar que a él no le interesa solucionarlo. El elevado número de personas asesinadas, de personas secuestradas, de asaltos a mano armada tanto a transeúntes, negocios y casa habitación, como también la falta de compromiso para investigarlos, nos hace comprobar certeramente en que realidad, nadie nos gobierna. El estado está dando tumbos en la impartición de justicia, pero mientras tanto el fiscal frívolo, sólo se preocupa por presumir en las redes sociales la dieta para bajar de peso o aparecer frente a una gran paila de mariscos, presumiendo su arte culinario, mientras el estado se cae a pedazos.
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