Buscan atajar el perpetuamiento de la herencia miguelista y de hecho, ya desde el fin de semana los tres aspirantes a la gubernatura empezaron a calentar motores con “destapes” anunciados.
Cuitláhuac se autodestapa adelantando el espionaje del gobierno estatal; Pepe en repetidos y muy obvios encuentros proselitistas en donde incluso ya se filtraron listas de presuntos candidatos a alcaldes, lista ya descalificada por el propio senador, y Miguel Angel Yunes Marquez de la mano del mejor exponente de la traición priista, Ricardo García Guzmán, recibe el multitudinario apoyo de los panuqueños.
Es, sin duda, la guerra que viene.
No habrá cuartel y de hecho ya desde las redes sociales mismas –factor sustantivo entre la opinión pública- se percibe, por ahora un socarrón golpeteo en donde se busca poner en tela de juicio la honestidad de Pepe, acaso la más importante garantía para que los veracruzanos se decidan por esa opción.
Será asimismo golpeado y repetidamente cuestionado por las supuestas complicidades y corruptelas con Javier Duarte, mismas que en su momento quedaron clarificadas al demostrarse con los hechos y pruebas documentales que la relación no fue más allá de lo institucional como la tuvieron todos los actores de todos los partidos políticos, empresarios, periodistas y factores productivos, pero como es la guerra total y en la guerra de todo se vale… “¡Pues a ver de a como nos toca!”.
En el caso de los Yunes azules la sombra de la sospecha y la decepción de un mal gobierno, son los más importantes elementos de rechazo ciudadano para volver a votar por ellos.
Miguel Angel Yunes prometió seguridad para los veracruzanos, no cumplió; se comprometió a meter a la cárcel a Duarte y fueron los federales los que lo hicieron; insistió en llevar a la prisión a los duartistas y terminó aliándose con ellos; garantizó empleo desde su campaña y lo primero que hizo fue desemplear a la propia burocracia para meter a sus amistades y recomendados, y juró por la virgencita empujar el cambio lo cual hizo… pero en reversa.
De ahí el lema popular “¡Estábamos mejor cuando estábamos peor!”
Hoy la inseguridad mata… a esa familia.
Para el caso de Cuitláhuac García –el desinflado diputado federal que jamás ha hecho nada por los veracruzanos- tiene como mal fario su fama de corrupto.
En su momento, en el marco de la guerra negra, habrá de darse a conocer un video y fotografías donde –previo a la elección gubernamental de junio del año pasado- se observa cómo recibe de Javier Duarte 800 millones de pesos “¡Si quieres cuéntalos, pero te vas a tardar… jajaja!” le dijo el entonces gobernador, hoy en prisión, al moreno al momento de subir a la camioneta negra las mochilas atascadas de billetes de a mil.
Esa es una denuncia pública que desde el año pasado se viene contando y publicando, misma que ya fue confirmada por el propio ex secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez. Solo falta que su suba a las redes el video, porque las fotos ya andan circulando.
Ese es el escenario que se observa.
El mismo donde hay actores secundarios. Uno de ellos es el árbitro, OPLE, comprado por Yunes Linares. Otro, la espada de Damocles que se cierne sobre decenas de presidentes municipales corruptos que serán perdonados en la medida que inclinen la votación en favor de Miguel chico.
Y un elemento más, la compra de voto.
Hoy el gobierno de Yunes Linares tiene las arcas públicas abiertas, no así el PRI, ni Morena que tendrán que ir casa por casa para convencer al electorado que son la mejor opción.
Así, hoy que no hay bola de cristal y no hay quien asegure quien será el ganador el primer domingo de julio, de lo único que se tiene certeza es de la guerra sucia que ya se ve venir.
El estiércol en el ventilador ya está puesto, sólo falta conectarlo.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |